Ante las trabas impuestas por el Ejecutivo Kirchner a la inversión extranjera
Las cosas no están bien en Argentina. Ya advertimos en nuestra edición de este jueves que los empresarios españoles ya descuentan que Cristina Fernández de Kichner –la favorita según todas las encuestas- será mucho peor que su marido, Néstor Kichner. Más agresiva frente al capital extranjero. Una nueva Evita Perón, pero en el siglo XXI.
Así que de momento ya hay una víctima: Exxon hace las maletas, como en su momento las hizo Campofrío durante el ‘default'. Alfredo Sáez amenazó entonces con largarse en el plazo de tres meses y ahí sigue, aunque las relaciones entre Botín y el gobierno argentino se encuentran rotas. Claro que no están mejor las del BBVA después de la bronca de Cristina Fernández de Kichner a FG en la que le dijo que comprendía que estuviera preocupado por la rentabilidad del Banco Francés (filial del BBVA en Argentina), pero que ella debía estar preocupada porque la mejora económica llegara a todos.
Los bancos mal. Las petroleras también mal. Repsol, como decimos, de momento resiste, pero el matrimonio Kirchner insiste en que le den el pase de YPF al empresario amigo, Eskenazi. Lo mismo ocurre en Agbar y en Telefónica: presiones para ceder el control a empresarios afectos al régimen. En realidad no se trata de una ‘reestatalización', sino de la creación de una plutocracia formada por una nueva ‘biutiblú' de amigos del poder. O sea, lo de Rato, pero a lo argentino, es decir, a lo bestia. No, no corren buenos tiempos para la inversión extranjera en Argentina.