Sr. Director: 
Existen diferentes tipos de armas para acabar con la vida humana, las hay de fuego, blancas y también hay pastillas.

El Gobierno español quiere que estas últimas armas se puedan vender sin ninguna cortapisa y con total libertad en los establecimientos públicos, donde hasta ahora se dispensaban medicinas para salvar vidas y aliviar enfermedades. Las farmacias se van a convertir en la antesala del patíbulo, ¿podrá un farmacéutico apelar a la objeción de conciencia para no vender armas letales? Es una duda que todavía nadie me ha aclarado. Las pastillas que matan a un ser humano, al que no dejan anidar en el seno materno para desarrollarse y crecer, son armas, igual a las de fuego y me atrevo a decir que son mucho peores, pues el no nacido no puede defenderse de la agresión a la que es sometido.

España ha legalizado la pena de muerte para los inocentes, desde la transición democrática se han ido ampliando las leyes que favorecen el asesinato de los no nacidos, cada nueva ley supera en maldad a la anterior. Un Gobierno que no respeta la vida humana no merece ningún respeto. 

María del Carmen Antoja Giralt

carmen@antoja.net