Los obispos habían invitado al presidente argentino Néstor Kirchner a la inauguración de unas obras de restauración de la Basílica de Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina. Pues bien, el inquilino el a Casa Rosada, que próximamente afronta elecciones legislativas, y como si de un oficiante se tratara, se dirigió a los presentes desde el mismísimo altar de la Iglesia para reprochar a la Iglesia sus años de silencio durante la represión argentina (justo cuando él estaba integrado en grupos montoneros). Afirmó ser 100 por 100 católico, aunque en ocasiones no está de acuerdo con los pastores y, finalmente, solicitó la ayuda electoral de los cristianos.
Los obispos han preferido mantener silencio para no crispar más el ambiente, aunque a algunos cristianos les parece un exceso de prudencia.