No podemos caer en la perfidia de quienes acusan al Gobierno Zapatero de haber reventado lanzado ahora el caso Marbella para desengrasara a la ciudadanía de la obsesión con el Estatut y la tregua de ETA. Peor no, ha ido una mera coincidencia judicial. Además, siempre que surge una bronca coincide con alguna otra, quizás porque la actualidad española es una bronca permanente desde hace unos 10 siglos.
Ahora bien, el juez ha enviado a la cárcel a una docena de personas. Ha ido a la cárcel el asesor inmobiliario Roca, quien presuntamente habría cobrado dinero de empresarios promotores de vivienda a cambio de recalificaciones urbanísticas, es decir, a cambio de poder hacer su trabajo. Han ido a la cárcel abogados especializados en blanquear el dinero de los chantajistas, y han ido a la cárcel concejalas y concejales que se habían lucrado expidiendo los permisos y parabienes que le aconsejaba su asesor.
Pero también han ido promotores inmobiliarios no narcotraficantes ni proxenetas, sino promotores, en principio una profesión de lo más digna- por pagar a Roca y a los concejales lo que estos les exigían. En definitiva, el chantajeado paga al chantajista porque de otra forma no podría sacar su empresa adelante.
En puridad, se puede decir que el chantajeado no tenía por qué pagar. Debió marcharse y buscarse la vida en otros predios más higiénicos. No digo que no pero desde luego, el juicio mediático condena a unos y otros con ese puritanismo al que tan aficionados somos los periodistas cuando de repente, se abre la sesión en el circo y comienza al orgía de los encarcelamientos. En cualquier caso, yo diría que el comportamiento del chantajista es mucho más reprobable que el del chantajeado, pero no se si somos muy conscientes de ello.
Eulogio López