La sección italiana de Amnistía Internacional (AI), ante la recomendación de la Santa Sede de retirar las contribuciones económicas a esta entidad por su promoción del aborto, ha declarado que AI no hará campañas a favor del aborto, ni juzgara si es justo o equivocado, lo que hará será pedir a los estados que deroguen las leyes que castigan con la cárcel a las mujeres que aborten o lo intenten, así como que aseguren asistencia sanitaria en caso de complicaciones.
 
De este modo resulta patente que AI se propone contribuir a la despenalización del aborto, y admite estas acciones contrarias al Derecho humano a la Vida.

Para la Fundación Vida, esta manifestación de AI resulta de particular gravedad. Si AI, con su magnífica trayectoria en defensa de los derechos humanos, no defiende el Derecho humano a la Vida en cuanto a su universalidad -porque todo ser humano tiene derecho a la vida, sin excepciones- y en cuanto a su objeto, es decir, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural, toda su labor humanitaria queda en entredicho, al no defender el primero y más importante de los derechos humanos, como es el Derecho a la Vida.

La Fundación Vida, que es una entidad civil, ve lógico que la Iglesia Católica aconseje retirar sus aportaciones económicas a sus fieles, simplemente por pura coherencia. Como lo es que cualquier persona de buena voluntad -tenga algún credo religioso o ninguno-, rechace una defensa de los derechos humanos que no incluya el Derecho a la Vida.

¿Qué defensa del ser humano puede hacer una institución que en sus informes excluye intencionadamente los miles y miles de feticidios que se producen a diario en España, en Europa y en prácticamente todo el mundo? ¿Con qué autoridad nos propondrá eliminar la ablación, el tiro en la nuca o el secuestro-express si luego acepta la muerte del feto por una inyección salina, por succión o aspiración, o mediante dilatación y corte? ¿Es entonces AI una entidad que defiende los derechos humanos?

Fundación Vida

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