Lo cuenta El País: "Guerra santa en la universidad turca". En la laica Turquía crece el fanatismo islámico auspiciado por su presidente, el peligroso Recep T. Erdogan (en la imagen). Es justo el conflicto que necesita un tipo como él para islamizar Turquía, miembro de la OTAN, no lo olvidemos, y aspirante a entrar en la Unión Europea.
De puertas afuera, el hombre que lanzara junto al español Zapatero La Alianza de Civilizaciones ya ni se preocupa en ocultar sus pretensiones expansionistas. Su idea es revivir el antiguo Imperio otomano sólo que en versión fanatismo islámico. Quiere ser el nuevo califa y para eso está dispuesto a jugar a favor del Estado Islámico, el grupo terrorista mejor dotado -dinero y armas- del momento, al tiempo que elimina a aquellos líderes árabes partidarios la libertad religiosa (es decir, la libertad e integridad de los cristianos), que ahí está la clave de todo. Permite que los del califato actual exterminen a los kurdos, poner contra las cuerdas a Siria y apoyar cualquier tipo de bestialidad en Libia, Filipinas, Egipto o lo que sea menester.
Erdogan empieza a convertirse en el primer enemigo de Occidente. Bueno, el segundo, porque el primer enemigo de Occidente es Occidente mismo.
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