Sr. Director:
Vienen siendo frecuentes los que prefieren entregarse a la tergiversación y a desviar la atención, que son aquellos que, en su día, se apuntaron a eso que dijo Deng Xiaoping: "El gato da igual que sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones", proverbio que sería el "súmmum" del relativismo: el camino ideológico que tomaron los que se habían quedado sin ideas.
Evocando sobre lo que ocurrió hace décadas, como si lo que pasara hoy no fuera lo suficientemente importante, o esquivando sus acciones y errores, al hacer detener hoy a una folclórica, mañana quién sabe, o utilizando los señuelos que han ido cocinando, normalmente a fuego insuficiente, para zafarse de sus responsabilidades y aturdir a una opinión pública que, por otro lado, suele tener mala memoria, lo que hacen no es otra cosa si no falsificar la honestidad que todo gobierno debe tener con los ciudadanos que le otorgaron la confianza. Como cuando un calamar expulsa su tinta para escabullirse, así hacen estos peritos de la prestidigitación y el escapismo: sacrificando o inmolando a quien toque en el momento, como carta "marcada", dispuesta a sacarla en el momento preciso, o utilizando la retórica y la calumnia para enjuiciar o murmurar sobre sus oponentes políticos.
El viento fresco que representa Nicolás Sarkozy, que con su perseverancia ha subsistido a la agresividad, el espionaje y la manipulación de sus poderosos oponentes, nos llena de esperanza. Sarkozy ambicionaba el poder, y los franceses, que lo supieron de su boca se lo dieron, porque les mostró lo que muchos querían ver: la verdad.
Pablo de Saavedra
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