Khadem Al Qubaisi es el nuevo presidente de la Compañía Española (como su mismo nombre indica) de Petróleos (CEPSA).

Sustituye a Santiago Bergareche, el último representante con lengua materna española. Natural: Si IPIC es el dueño, es decir, un fondo soberano del Golfo Pérsico, pues quiere colocar a los suyos. Los alemanes decretaron que los fondos soberanos no podían tomar empresas estratégicas -por ejemplo, las energéticas- por el artículo 33. Pero los franceses tampoco permitirían que un fondo soberano, es decir, un Gobierno extranjero, se quedará con una de las piezas claves en el capital de segundo gaseoducto del Magreb, pieza estratégica del suministro energético español. Ahora bien, el Santander quería ganar dinero y vendió.

El recambio en la Presidencia de CEPSA es un símbolo, dado que la empresa ya era propiedad de los árabes, pero los símbolos suelen resultar muy ilustrativos.

Lo mismo hizo el BBVA, que también vendió todas sus industrias. Lo mismo ocurrió con las cajas de ahorros, no por propia voluntad, sino obligadas por las nuevas exigencias de capital, no ya de Basilea, sino adelantadas por el propio Gobierno español.

Endesa fue vendida al Gobierno Berlusconi, Altadis a Imperial Tobacco e Iberia está siendo absorbida por la inglesa British Airways, mientras AUNA se quedaba en manos de France Telecom, que no es pública sino parapública.

La lista es interminable pero confluye en una misma meta: la desindustrialización de España. Eso sí, con algunos poderosos españoles prejubilados con su fortunita en el bolsillo.

Eulogio López

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