Francisco Javier Botín, el hijo preferido de don Emilio, ostenta el 0,255 del capital del Santander, valorado en casi 100 millones de euros
Al estudio del HBOS sobre una posible oferta sobre el Abbey se suma ahora el Lloyds, que ya lo había intentado en el año 2001. Financial Times sostiene que si el HBOS decidiera entablar la batalla, despertaría del letargo al Barclays y al Royal Bank of Scotland (RBS). El primero, manifiesta estar "listo para comprar de nuevo". El segundo, manifestaría una notable deslealtad con el Santander Central Hispano (SCH), con quien mantiene participaciones cruzadas. El baile de OPAs sobre el Abbey se produce en fechas previas a que
El Abbey se ha convertido en el objeto de deseo de la banca británica. Y es que aunque la "abadía" está en pérdidas, ostenta el 12% del mercado hipotecario británico. La semana pasada fue el HBOS quien mostró interés por el Abbey. Hoy, el Halifax acusa al Santander de utilizar "juegos emocionales" para frenar sus intentos.
Y ante tanta pasión, el Lloyds también se descuelga mostrando su interés en reiterar una operación, que fue vetada por las autoridades de competencia en 2001. Pero hoy las cosas han cambiado y Lloyds descansa en el Deutsche Bank para que le asesore en la operación. Según Financial Times, si el Lloyds se lanzara finalmente a la batalla por el Abbey, despertaría la reacción del Barclays o el Royal Bank of Scotland. El consejero delegado de Barclays, Jacobo González, señaló: "Estamos listos para comprar de nuevo".
La contra-opa del RBS sería diferente. Porque el RBS mantiene una participación cruzada con el Santander y sería la cabeza de puente de la entidad española en el mercado británico. Competir con el Santander por el Abbey sería observado entre los cántabros como una solemne deslealtad al acuerdo estratégico mantenido hasta ahora.
Ante este panorama, el banco Santander deberá mover ficha. Su presidente, Emilio Botín, anunció que el Abbey "estaba en precio", pero, según fuentes de la entidad financiera, el Santander podría mejorar su oferta en metálico: "Hay que guardarse una bala en el bolsillo". Para satisfacer a las autoridades de Competencia, el Santander estaría también dispuesto a reducir su actual participación del 5% en el RBS. O sea, que la deslealtad sería mutua.
Y todo este trajín se produce en los prolegómenos del gran juicio de las cesiones de crédito con el que comenzará el curso y que podría alargarse por espacio de 10 meses. Don Emilio quería dejarlo todo "atado y bien atado" para enfrentar sus contingencias como uno de los 10 banqueros más grandes del mundo. Pero el asunto deberá esperar. Y Botín teme que las contraofertas británicas retrasen la operación seis meses en la burocracia de Competencia británicas.
En paralelo a la operación corporativa, se produce la sucesoria, porque no conviene olvidar la filosofía de don Emilio: "Este es un banco familiar". Un axioma que, por cierto, no termina de emocionar a los bancos de inversión norteamericanos. El tercer hijo y preferido de don Emilio, Francisco Javier, llega al banco por la puerta grande. El pasado 30 de julio reporta a
Francisco Javier es el pequeño, pero es el preferido de su padre. Su participación es del 0,255%, ligeramente inferior a la de su hermana Ana Patricia, que tiene un 0,256% del Santander. Por su parte, su hermano Emilio, el primogénito tiene un 0,330%. Algo más de capital, pero bastante menos de química con el padre. En cuanto a Ana Patricia, don Emilio no olvida sus arriesgadas aventuras en el Santander de Negocios, que se comieron el beneficio del banco de un año.
La estructura patrimonial del banco tiene su relevancia para afrontar el futuro. El mejor escenario sería la confirmación de la operación Abbey y el vestido inmaculado en las cesiones de crédito. En tal caso, don Emilio sería el "Rey del Mambo", además de uno de los 10 mayores banqueros del mundo. Pero en caso de que las cosas se tuerzan, siempre quedará Bankinter y Banesto, fácilmente integrables, que permitan pervivir el negocio familiar. En el entretanto, hay un amplio abanico de posibilidades, cuyas claves están en el baile de OPAs y la celeridad de la juez Teresa Palacios, más ocupada ahora en el sumario del 11-M. Se admiten apuestas.