Para legitimarse, nada mejor que ganar elecciones libres. Pero ganar unas elecciones libres es elemento imprescindible de una democracia, pero no el único. Se necesita, además, respeto a los derechos del hombre y las libertades individuales. Por ejemplo, sin libertad de prensa no hay democracia; sin respeto a la vida no hay democracia, sin respeto a la propiedad privada o sin libertad e iniciativa económica no hay democracia, sin libertad religiosa no hay democracia, con corrupción política no hay democracia, sin una política fiscal que no defienda a los pequeños acaba por no haber democracia. Todo ello aunque haya elecciones libres -lo sabemos muy bien desde que un tal Adolfo Hitler ganó unos muy libres y democráticos comicios en la Alemania de la década de 1930.
El camino es el mismo siempre: una vez se alanza el poder mediante elecciones libres se corroe el sistema. Eso es lo que Chávez pretende en Venezuela y esto es lo que los obispos le han recordado: la constitución que Chávez pretende legitimar en referéndum el 2 de diciembre atenta contra la doctrina de la Iglesia.
Ahora, la Iglesia anima (ver Zenit.org) a los venezolanos a votar el 2 de diciembre. A votar "no", se entiende, y así se enfrena directamente al dictador. Y anima a votar con toda lógica: no olvidemos que el principal aliado de los tiranos es la abstención, o sea el pasotismo.
Eulogio López
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