Nicolás Sarkozy es un terremoto, y eso es de agradecer. Los ministros de Economía y Finanzas (¿la economía englobaría las finanzas si los mercados financieros, cada vez más poderosos, cada vez más especulativos, no hubieran parasitado la economía real?) de la Unión Europa, que no son terremotos, sino burócratas apelmazados, han aprovechado su reunión del sábado en Oporto para ponerle como no digna dueñas por presionar al Banco Central Europeo para que no suba los tipos. Menos mal que existen ‘nicolases' dispuestos a velar por los intereses españoles. Quiero decir, que los españoles necesitan que se mantengan, incluso que bajen los tipos, aún más que los franceses.

El presidente francés -no el español, no me pregunten por qué- no se ha conformado con presionar -sí, presionar- al BCE para que no subiera los tipos en su reunión del pasado 6 de septiembre, sino que ha insistido en que imiten a la Reserva Federal, en que es el momento de bajar el precio del dinero: "Es curioso que el BCE haya inyectado dinero en los mercados sin bajar los tipos de interés, con lo que se dan facilidades a los especuladores pero se complica la labor de los emprendedores". Una frase que debería ser impresa en mármol. Y conste que no es verdad al 100 por 100. Por ejemplo, esa peligrosa modalidad de especulación que es el capital-riesgo, esparce su veneno con más prodigalidad en épocas con tipos bajos y endeudamiento fácil que cuando sube el precio del dinero y se dificultan los endeudamientos, pero las palabras de Sarkozy constituyen una realidad, una pertinente punzada para el resto de ramas de la especulación financiera.

Quizás por todo ello, por el carácter de funcionarios apelmazados de los partícipes, los ministros de Economía y gobernador de bancos centrales, la Cumbre de Oporto sólo ha servido para que los eurócratas trabajen en fin de semana. Por fin, una buena noticia. Pero poco más. Mientras el banco británico Northern Rock perdía un 5% de sus depósitos y solicitaba el apoyo del Banco de Inglaterra. Mientras la semana comienza con el temor a un efecto en cascada que afecte a más depositantes, el ECOFIN no movía un dedo para luchar contra la especulación, que es la causa de la actual crisis de liquidez. Porque lo más grave no es que un banco británico de mediano calado tenga colas en sus oficinas. No, lo peor es que el miedo a la falta de liquidez ha reducido el crédito a las empresas y ha empezado a endurecer el crédito a los particulares. Es decir, estamos ante unos especuladores -hedge fund, CLO, private equity, etc.- cuya codicia provoca una crisis pero los afectados son los de la economía real, los parasitados, las familias y las empresas, que, por de pronto, no encuentran crédito para comprar un piso o para crear puestos de trabajo.

En esas circunstancias, lo lógico no es que Sarkozy presione al BCE para que bajen los tipos: lo lógico es que le presionaran, día y noche, los 13 mandamases de los 13 miembros de Eurolandia. Todos ellos, todos juntos al alimón. Y lo lógico, también, es que comenzaran a luchar contra la especulación, y no cayeran en el Síndrome Greenspan, ese gran rector de mercados que se quejaba de la "exhuberancia irracional", es decir, de la mamonada especulativa, y que pasó de la Reserva Federal a trabajar como asesor de inversiones del banco más especulativo de Europa: el Deustche Bank.

Porque si el espíritu de Oporto consiste en mantener incólume le poder de los especuladores y de la economía financiera -para luchar contra la especulación, nada mejor que la fiscalidad-, mientras los pecados de esta aristocracia parasitaria lo pagan las familias y las empresas por la doble vía de no poder pedir un crédito y de pagar más caros los ya obtenidos.

Todo puede ser aceptable con tal de que lo llamemos: "independencia de los bancos centrales", un criterio estupendo, que nadie se atreverá a poner en solfa. Pero recordemos que no deja de ser la excusa del poderoso, el poderoso especulador, contra la economía real, para fastidiar a los asalariados y mini-empresarios en su inmensísima mayoría.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com