El humorista Ricardo publica una graciosísima viñeta en la que aparece: la Virgen de Guadalupe, la Virgen de Fátima, la Virgen de Lourdes y, por último, la Bruja de Sort, la administración de Lotería de este pueblo leridano que, al parecer, reparte el monopolio del Gordo en la lotería de Navidad española. Y es que este chavalote de El Mundo es muy risueño : ya ven, ha logrado la definición de chiste, la súbita percepción de la incongruencia mezclando a tres advocaciones marianas con una bruja.

No se crean que Ricardo tiene miedo a que se le acaben las ideas. Ni mucho menos. Días atrás, con motivo de la concesión a Zaragoza de la organización de la Exposición Universal de 2008, colocó a la Virgen del Pilar, patrona de Aragón (y Fiesta Nacional española y también patrona de la Hispanidad), en un podio de vencedores, por delante de Zeus y Júpiter. Es decir, un ser real, la Virgen María, uno de los personajes más documentados de la historia, y dos seres de ficción. Supongo, que para el bueno de Ricardo, todo un artista, ambas cosas son lo mismo.

Y hasta ha habido un clérigo despistado que le ha alabado, porque resulta que la Pilarica había vencido a Zeus y Júpiter, o sea que, para nuestro clérigo, la cosa era buena y saludable. Algo así como una novena a la Inmaculada, pero en el periódico de Pedro José, referente moral de los conservadores españoles.

Y decía Clive Lewis que se necesita mucho talento para la ironía, o simplemente para hacer un buen chiste sobre algo serio, pero el más tonto puede comportarse como si nada fuera serio. Los sarcásticos no abundan, pero los frívolos sí. La ironía es difícil, pero la ligereza está al alcance de cualquier tuercebotas. Sin ir más lejos, cualquier cantamañanas puede equiparar a la Madre de Dios con un amuleto. Sólo se reirán los necios, pero los necios son legión. Y hay comparaciones que resultan más ofensivas que la peor de las injurias.

Por ejemplo, la ligereza está al alcance de todos, incluido Jesús Polanco. El editor español por antonomasia promociona una de sus publicaciones juveniles, Revista 40, en El País, a todo trapo. En ella aparece el tonto del Bisbal y otros dos pinchauvas del mundillo musical: Ana Torroja y uno de los componentes del grupo Mojinos Escozíos. Bisbal hace las veces de Niño Jesús, lo cual resulta estéticamente blasfemo, mientras la Torroja representa a la Virgen María, lo que le obliga a una forzadísima interpretación, un esfuerzo denodado, casi transformista. Por último, el líder de los Mojinos se nos muestra como San José con papada, para lo que no precisa esfuerzo interpretativo alguno.

Como los intelectuales de Polanco son la repera, el spot lleva por título Ha nacido,  un año de música divino. No sé si lo cogen, porque aquí jugamos con lo subliminal. O sea, que nadie debe entender que este anuncio, como la viñeta del gran Ricardo, es una ofensa a los cristianos en vísperas de Navidad.

Ahora que lo pienso, se me está ocurriendo una portada genial para Hispanidad: a un lado se ve a Jesús Polanco arreando una bofetada a su ex, Mari Luz Barreiros, con un País dominical de amplio grosor doblado sobre sí mismo. En ese momento, acude en socorro de Mari Luz Janli Cebrián que exhibe un Boletín del Congreso de los Diputados con el texto de la Ley Integral sobre Violencia de Género. Este cuadro, lejos de ser una ofensa a los sentimientos íntimos de Jesús Polanco, Mari Luz Barreiros y Janli Cebrián, sería una defensa de la ley socialista contra la violencia doméstica, entendida de forma subliminal. Estoy convencido de que don Jesús, doña Mari Luz y don Juan Luis así lo entenderían y colaborarían entusiasmados en la utilización de símbolos progres, por ejemplo ellos mismos, en defensa de las mujeres maltratadas. Todo muy subliminal.

Y es que todavía hay algo peor que el ateísmo : el idiotismo pagano. Paganos son los rosarios de David Beckham, empleados como los abalorios de un hortera, o la utilización de Cristo o la Virgen para pergeñar una viñeta de periódico (que no son símbolos, sino personas). Antaño se quemaban templos, se asesinaban curas y se violaban monjas. Ahora somos mucho más civilizados: ahora los dardos van directamente al corazón. Son dardos envenenados, sí, pero nunca violentos. Es el reino de la frivolidad.

Eulogio López