Benedicto XVI ha tenido muy presente al hogar de Nazaret, donde nació el Niño Jesús.
Esta familia es un ejemplo de humanidad que, como recuerda el Santo Padre, supo educar en la convivencia, la fe y los verdaderos valores. "Esto nos lleva a pensar en la dimensión educativa imprescindible de la familia, donde se aprende a convivir, se transmite la fe, se afianzan los valores y se va encauzando la libertad, para lograr que un día los hijos tengan plena conciencia de la propia vocación y dignidad, y de la de los demás.
El calor del hogar, el ejemplo doméstico, es capaz de enseñar muchas más cosas de las que pueden decir las palabras. Esta dimensión educativa de la familia puede recibir un aliento especial en el Año de la Fe, que comenzará dentro de unos meses". El Papa invita fervientemente a revitalizar la fe en todas las casas y tomar mayor conciencia del Credo que profesamos.
Finalmente hace una mención especial a los jóvenes de la JMJ, la emoción y alegría con la que vivieron el encuentro y pidió a Dios, por intercesión de Jesús, María y José, que no dejen de darle gracias por el don de la familia, que sean agradecidos también con sus padres, y que se comprometan a defender y hacer brillar la auténtica dignidad de esta institución primaria para la sociedad y tan vital para la Iglesia.
Enric Barrull Casals