Cada día son menos los ingenuos que piensan que el Gobierno Zapatero tiene intención de dejar con vida a uno solo de los presidentes de empresas privatizadas nombrados por el Gobierno Aznar. Otra cosa es que los fracasos cosechados, por ejemplo en el caso de Alfonso Cortina, exijan la venganza con más calma antes de plantearse nuevas metas. Esas nuevas metas son ahora el presidente de la tabaquera hispano-francesa Altadis y el presidente de Ebro Puleva, José Manuel Fernández Norniella. La verdad es que hace muchos años, alguna desde su origen, que las compañías que componen el grupo Ebro Puleva, la mayor empresa alimentaria de España, eran estatales. Da lo mismo : ahora, el Gobierno, especialmente el comité de sabios económicos, que se reúne periódicamente en Moncloa bajo la presidencia de Miguel Sebastián, considera que España debe contar con una gran empresa alimentaria, y eso sólo se puede hacer alrededor de Ebro Puleva. Se da la circunstancia de que Norniella está a punto de comprar la francesa Panzani y que en breve se puede convertir en una empresa cuatro veces mayor que la segunda de su sector. No olvidemos que Ebro se hizo con la norteamericana Riviana, la mayor arrocera del mundo.
No hay nada como jugar a las fusiones desde lejos, con el dinero de los demás. Así que, el Gobierno Zapatero sueña con una Ebro Puleva, a ser posible sin Norniella, a la que se le podrían sumar empresas como Campofrío, hoy en desintegración accionarial por la separación del núcleo familiar Ballvé, o Panrico y Caprabo, participadas por La Caixa.
Norniella fue secretario de Estado de Comercio, amigo personal de Rodrigo Rato y posteriormente presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio. Se da la circunstancia de que en cuanto el PSOE subió al poder, Norniella solicitó una entrevista con Montilla, donde puso su cargo a disposición del nuevo Gobierno y manifestó que se marchaba, cerca de dos años antes de la fecha que estatutariamente correspondía. El responsable de Industria se mostró muy feliz, y se apresuró a mover Roma con Santiago para que su sustituto fuera el ex ministro socialista Javier Gómez Navarro.
Pablo Isla, presidente de Altadis, que a su vez es el principal accionista de la distribuidora Logista y de Aldeasa, tampoco es del agrado del Gobierno. Así, la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, ha tenido una desgraciada actitud intervencionista en la actual pugna por Aldeasa. Recientemente, y durante la presentación de resultados de Altadis, correspondientes al ejercicio 2004, Pablo Isla dejó claro que su opción preferida para quedarse con Aldeasa es Autogrill. Es decir, la empresa a la que representa el precitado Gómez Navarro y de la que espera ser su presidente, puesto que, al parecer, sí es compatible con la Presidencia del Consejo Superior de Cámaras.
Es igual, el Gobierno no parará, hasta que todos y cada uno de los presidentes de grandes empresas españolas hayan sido nombrados por el Ejecutivo o se plieguen dócilmente a sus deseos.