El próximo jueves 30 el Gobierno aprobará el definitivo Plan de Asignación de Emisiones, previas alegaciones de las empresas afectadas. Ojo, no estoy hablando del PNA general, sino del importante, del que regula el porcentaje de derechos de emisiones contaminantes de cada factoría, de cada central generadora de energía. Y si te pasas, pues una de dos: o compras derechos de emisión o produces menos energía.
Endesa, la principal eléctrica española, se siente perjudicada por la decisión del Gobierno Zapatero y así se lo ha hecho saber, pero no tiene la menor esperanza de que le hagan caso. Es más, tal y como han informado algunos medios, por ejemplo, el diario Expansión del pasado lunes 27, la bronca ha estado entre las tres eléctricas que más carbón utilizan: Endesa, Unión Fenosa e Hidrocantábrico. Sobre todo, Endesa. En Industria, el todo terreno Antonio Fernández-Segura, secretario general de la Energía, acusa a Endesa de soliviantar a los sindicatos del carbón contra el Protocolo de Kioto. La verdad es que lo que ha ocurrido es lo de siempre: todo el mundo se confiesa ecologista pero nadie quiere perder su trabajo en nombre del medio ambiente. En otras palabras, una vez que los sindicatos han preguntado a las eléctricas qué iba a suponer el Plan de Asignaciones, y estas les han respondido que menos carga de trabajo, disminución de horas de producción y, por tanto, de empleo, los sindicatos han empezado a levantar la voz.
Entonces, el Gobierno, en un estilo cuando menos discutible, ha amenazado a los inoportunos, especialmente a Endesa, con castigarles en la tarifa (1,71% de subida media para 2005, según ha afirmado el ministro de Industria, José Montilla). Por ejemplo, remunerando menos el coste de llevar la energía a Baleares y Canarias. Como quien dice, un diálogo entre caballeros.
El Gobierno Zapatero, además, le recuerda a Endesa, empresa que no le cae simpática, que no tiene más que comprar más carbón nacional: es decir, carbón con poca capacidad calórica y con alta composición de azufre... lo que le obligaría a comprar más derechos y a contaminar más. El pequeño detalle de que Endesa y Fenosa se lo deban comprar a su competidor Iberdrola y, sobre todo, a Gas Natural, el gran vendedor, y vencedor, del nuevo mercado de derechos, no ayuda mucho.