¿Por qué el editorial de El País correspondiente al miércoles 30 golpea con tanta dureza (ya saben, Polanco siempre da las bofetadas mirando hacia otro lado) a Zapatero?
Pues la respuesta la pregunta es muy simple: porque Felipe González y Jesús Polanco, como ha informado Hispanidad, se han propuesto cambiar de caball no se fían de Zapatero y quieren a Javier Solana, el hombre más entrevistado -¡oh casualidad!- por los medios de comunicación españoles, especialmente por los más progresistas.
El País se ha quedado a un paso de exigir la dimisión de José Montilla, y los chicos de Polanco y Janli saben perfectamente que una crisis de Gobierno en estos momentos de crispación masiva, masivas manifestaciones y masivo descrédito del Gobierno, llevaría a unas elecciones anticipadas, que es, precisamente, de lo que más huye Zapatero.
La presidenta madrileña, del PP, Esperanza Aguirre, afirma estar convencida de que Zapatero agotará la legislatura como sea. Ahora sí, pero no hace unas semanas. Zapatero quería convocar elecciones a finales de 2006, con el fin e la bonanza económica, con la pacificación vasca semilograda, el Estatuto catalán reformado y unas encuestas que le daban entre 6 y ocho puntos de ventaje. Pero eso era antes, Ahora las encuestas dan empate técnico, el Estatut es un desastre, no se avanza en la pacificación de Euskadi y, lo que es peor, Felipe González y Jesús Polanco consideran que es un desastre y que debe ser relevado por Javier Solana. Ahora sí que Aguirre tiene razón: toda la esperanza de Zapatero es aguantar hasta el final de la legislatura, evitar unas anticipadas donde habrá que elegir candidato y muchos socialistas, como adelantara Hispanidad, optan por Solana (ver Hispanidad del jueves 24).
Pues bien, El País se ha sumado a la tesis de su enemigo mortal de El Mundo (cosas veredes, Sancho) y quiere que Montilla dimita, lo que forzaría a una crisis de gobierno y abriría la carera hacia las anticipadas.
Pero Polanco tiene tiempo. Sabe que un país no pude aguantar hasta unas elecciones generales ordinarias (marzo de 2008) con este clima de crispación acelerada. Por de pronto, González y Polanco ya han movido ficha. Zapatero puede rendirse y dejarse mangonear por el ex presidente y el editor o pelear. Lo que no puede es prolongar la agonía.