Querido Fernando: Sorprendido y asombrado me he quedado con tus declaraciones a Europa Press acerca del futuro desarrollo normativo de la Ley del Mercado de Valores en materia de filtraciones.
Porque, al parecer,En definitiva, que se puede castigar a un periodista por publicar una información cierta, si ésta manipula el precio de una acción.
Oye Fernando, pongámonos en lo peor: Si la exclusiva es cierta, ¿qué puñetas me importa que se modifique el precio de una acción? ¿Qué es más importante, la libertad de información o el IBEX 35? ¿Un periodista que se entera de una noticia, ¿debe esperar al comunicado oficial de la empresa o a la inscripción de los datos en la CNMV? ¿No te das cuenta de que está entronizando al dios-mercado, a la que lo único que importa es la correcta formación de precios? ¿No te das cuenta de que la historia del periodismo es la historia de las exclusivas y de que el enemigo del periodista es el portavoz político o empresarial al que se paga, no por decir la verdad, sino para que su jefe quede bien?
¿Que toda filtración es interesada? ¿Y qué? Como periodista yo no me pregunto si una filtración es interesada es interesada, me pregunto si es verdad y si es de interés público. Y si la respuesta a esas dos preguntas es positiva lo publico, independientemente de a quién beneficie e independientemente de que altere la cotización bursátil de una empresa.
¿Y cómo te atreves a denostar al diario Negocio, con el ejemplo de la alteración de la cotización del Banco Popular tras su espléndida exclusiva sobre la sociedad Blueprime? ¿Que nadie sabe quién es Blueprime aún? Claro, como que el desastre de Blueprime fue el de la CNMV, que primero permitió el desaguisado y luego fue incapaz de investigar quién estaba detrás de la instrumental.
Querido Fernando: si tus teorías se aplican te habrás cargado el periodismo económico libre, habrás entregado la libertad periodística a los poderes económicos.
Te he votado -esta es otra filtración, te aseguro que interesada- como presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid. Sinceramente, o rectificas o no lo volveré a hacer. Sé que esta declaración solemne no te va a quitar el sueño pero, al menos, me sirve para incoar la pregunta más relevante: ¿Sufrías de enajenación transitoria? ¿O simplemente es que te has cansado de luchar por la libertad? En este último caso, debes presentar la dimisión de inmediato. Pero no como presidente de la APM, sino como periodista, porque te estarás convirtiendo en un instrumento del poder. Y créeme: el mayor desastre de la profesión periodística en el momento presente es la llegada de una generación de periodistas que son esclavos y se creen libres. Esto es, la esclavitud más tonta y más peligrosa. Por cierto, el espejismo por el que no caen en la cuenta de la cadena que arrastran recibe el nombre de "rigor". Ese rigor profesional consiste, por ejemplo, en fallarle al lector para contentar el inversor. Por cierto, al inversor más tramposo de todos: al intermediario, al especulador, al que invierte el dinero de los demás y a los dircom, esos que compran, no al periodista -que encima ni se entera- sino a su jefe, al editor, soborno que resulta más oneroso pero mucho más eficaz.
Estoy seguro de que rectificarás en cuanto tengas oportunidad. Las páginas de Hispanidad.com están abiertas.Eulogio López
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