Ojo. Y no figura en la primera división bancaria europea. Si se generaliza el salvamento franco-belga-luxemburgués, no habrá dinero en Europa para reflotar los bancos. Y esta es la segunda vez que el sector público sale en defensa de Dexia. Por supuesto, había superado las pruebas de estrésSi Merkel y Sarkozy generalizan el estilo Dexia de salvamento bancario, estamos aviados.
Más que el desastre de Dexia parece el desastre de Europa. Políticos y banqueros europeos han decidido desmantelar el banco Dexia, líder mundial en financiación a entidades locales y autonómicas y uno de los 20 mayores de la zona euro, que había destacado en las diversas pruebas de estrés, por su salud aparente.
Nadie se explica cómo puede haber ocurrido algo así porque, a pesar de su 'pequeña' crisis de 2008 -6.000 milloncejos del ala-, se trata de un banco serio, con un capital de 1.950 millones de acciones de las que el Estado belga tenía un 10%, el Estado francés un 5% y la semipública Caisse des Depots un 18%. Además, parecía ir bastante bien, con un beneficio de unos 1.000 millones de euros en 2010 sobre unos recursos propios de 10.700 millones de euros (un 9% de ROE).
Sin embargo, utilizaba recursos ajenos (deudas con terceros) por un importe de 556.000 millones de euros, es decir, tenía un apalancamiento de 52 veces los recursos propios, equivalente a un coeficiente de garantía del 1,9% (en lugar del 10% recomendado por el BIS, versión Basilea III). Esto es que necesitaría ampliar los recursos propios en unos 45.000 millones de euros para equilibrarse por este espléndido concepto.
En cuanto al activo rentable era del orden de 350.000 millones de euros, lo que supone un ratio de activo por acción de 180 euros, que contrasta con los 1,5 euros a los que cotizaba el viernes pasado. La valoración comparada de la cartera de activos rentables con su precio en Bolsa no admite duda: valen 342.000 millones de euros menos de su valor facial (se supone que por fallidos y morosos).
Una ampliación de recursos propios por este otro concepto queda a criterio prudencial pero no estaría lejos de los 100.000 millones de euros que, añadidos a los anteriores, situarían la broma en los 145.000 millones de euros.
Ahora el 'mantra' del momento, es la recapitalización. Un mantra acertado desde el punto de vista del mercado, pero que no casa con la receta acostumbrada de los políticos: molestar lo menos posible a los banqueros (que también sufren los moltós, narcises o crespós), que las pérdidas de activo sean garantizadas por el Estado del domicilio bancario y que los recursos propios fueran ampliados para una discreta mejora del coeficiente de garantía pero en escasa cuantía, para no diluir demasiado a los accionistas anteriores.
Así que Dexia verá cómo se desmantelan sus tres unidades de negocio, de las que se hacen cargo sus accionistas estatales y un grupo qatarí, y recibirá hasta 90.000 millones de euros en garantías para la financiación de los próximos 10 años.
Para el futuro, si la receta sigue siendo la de recapitalizar, quizá sea mejor que si el Estado tiene que allegar los recursos propios necesarios a un banco en crisis, lo haga mediante una ampliación de capital a la par, que diluya drásticamente a los accionistas de la entidad salvada (que para eso han tolerado con su mudez y permisividad la ineptitud y el engaño de sus ejecutivos) y luego que distribuya las acciones entre los contribuyentes que las han sufragado. Es más eficaz y más justo.
Insisto: si se generaliza el carísimo estilo Dexia de Salvamento bancario, tal como al parecer pretenden Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, estamos aviados.
Miriam Prat
miriam@hispanidad.com