No entiendo a los que se han escandalizado porque el nuevo Presidente de las Cortes de la Comunidad de Valencia haya querido jurar su cargo con un crucifijo sobre la mesa.
Muchas veces hemos visto en la toma de posesión ante el Rey de los gobiernos de la nación, que la promesa o el juramento de los nuevos ministros se hacía en la Zarzuela ante una mesa con un crucifijo y un ejemplar de la Constitución, sin que a nadie protestara por ello.
Por otra parte es lógico que el juramento se haga ante un crucifijo puesto que es una promesa que se hace poniendo a Dios por testigo del compromiso de cumplirla. Si el señor Cotino quiere jurar su cargo y desea hacerlo como creyente, está en su derecho - el cual está amparado por la Constitución-, máxime cuando después ese crucifijo, como él ha dicho, dejará de estar en la mesa de las Cortes pasando a su despacho.
Si ello escandaliza a alguien, sea político o medio de comunicación, no creo que pueda presumir de tolerancia ante las creencias religiosas de los demás, que coincide que son las mayoritarias de los españoles.
Federico Gómez Pardo