- El Centro de Creación de las Artes de Alcorcón (CREAA) hunde las finanzas del municipio madrileño y pone en riesgo la construcción de viviendas sociales.
- El anterior alcalde, el socialista Cascallana, llevó a la empresa pública de vivienda Emgiasa al concurso de acreedores al mezclar la construcción de viviendas sociales como su megaproyecto cultural.
- Eso sí, el nuevo alcalde, el popular Díaz, no ha querido aguantar el tirón.
- Lo más grave: las viviendas se vendían bien.
- Los principales bancos acreedores (Caixa, CAM, BBVA y Banesto) no están dispuestos a perder más dinero y exigen cobrar los 119 millones de euros que se les adeuda.
El concurso de acreedores de Emgiasa, la empresa pública de promoción de viviendas sociales en Alcorcón, importante municipio del extrarradio madrileño, constituye el ejemplo arquetípico de lo que ha sido la gestión municipal española, la misma que ha dejado a los municipios al borde de la quiebra.
La historia es muy sencilla. El anterior equipo de gobierno, controlado por el socialista Enrique Cascallana (en la imagen) lanzó un plan de viviendas sociales. Pero metió en el mismo saco su grandiosa y probablemente innecesaria obra, el Centro de Creación de las Artes de Alcorcón (CREAA), obra arquitectónica de desarrollo sostenible que incluso participaba en el Congreso de expertos del Circo (no es coña). Al final, el CREAA ha resultado un fracaso de tal calibre que ha arrastrado con el todo rentable plan de construcción de viviendas sociales, viviendas que se estaban vendiendo estupendamente bien. Por su delirio de grandeza, Cascallana hundió financieramente su propio proyecto de viviendas a precios asequibles.
Ante la situación de impagos, el nuevo alcalde, el popular David Pérez (arriba, en la imagen), en una decisión probablemente precipitada, aunque él consideraba ineludible, decide ir al concurso de acreedores.
Los cuatro principales bancos acreedores son Caixa y CAM (47 millones de euros por cabeza), BBVA (17) y Banesto (otros 17). Total 128 millones de euros. Cifras a las que había que sumar otros 47 millones ya condonados a cambio de que se terminaran las viviendas. Ojo, porque la deuda total actualizada -sobre todo a constructoras y proveedores- supera los 267 millones de euros.
Ahora bien, los bancos se negaron a refinanciar de nuevo y ahora todo ha quedado en manos del juez. También las viviendas en construcción y las ya adjudicadas o comprometidas.
Por tanto, no estamos hablando de una inversión en ladrillo. Aquí el ladrillo funcionó correctamente. Estamos hablando de que a esa inversión en vivienda social se le adosó un proyecto de mega edificio innecesario -aunque muy sostenible, eso sí- que ha llevado a Alcorcón a la ruina.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com