Antes de comenzar un trabajo, todo buen yupi sabe que lo primero que hay que hacer es identificar al posible culpable en caso de fracaso. Al líder Jazztel, Leopoldo Fernández Pujals, no le marchan bien las cosas en Jazztel: no es nada fácil competir en telefonía fija contra un gigante como Telefónica que, además, viene del monopolio. Por eso mismo, Pujals se ha apresurado a buscar el culpable, y nadie mejor que la propia Telefónica. Jazztel no deja de denunciar al operador dominante porque considera que no le presa la red que le solicita, pero lo cierto es que luego no utiliza ni un 10% de esa red.
La Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), que preside Reinaldo Rodríguez, ha dado por buenas algunas de las denuncias de Jazztel, pero está empezando a calar al sujeto agente. Entre otras cosas porque d. Leopoldo acaba de conceder (pasado fin de semana) una sorprendente entrevista al diario El Mundo, dirigido por un Pedro J. empeñado en meter en la cárcel al presidente de Telefónica y que, mera casualidad, se publicó sin firma. Al parecer, ningún redactor quiso hacerse responsable de la misma. En la entrevista, Pujals nos explica, en pocas palabras, que si no fuera por el monopolio, ahora mismo Jazztel estaría compitiendo con Deustche Telekom, France Telecom, British Telecom y alguna que otra telecón.
La historia de Pujals comienza con Telepizza, que a base de una cierta explotación de los trabajadores consigue colocar como próspero negocio y dar el gran pelotazo. Se lo coloca a los Ballvé, y don Leopoldo, con la faltriquera bien repleta, anuncia que se va a vivir a Florida, abandona los negocios y promete dedicar el resto de su existencia a trabajar por una noble causa: la liberación del oprimido pueblo cubano.
Ahora bien, algo debió de ocurrir en el viaje de retorno a los orígenes, porque Pujals no se ubicó en Miami, con la gusanera anticastrista, sino en las Bahamas, que es un sitio donde el ideal de libertad está muy extendido, aunque circunscrito a la libertad de mercado.
Y también es una mera coincidencia, el hecho de que la venta de Telepizza se hiciera con una sociedad radicada en un país conocido por su bonanza fiscal. El caso es que Pujals se ha pasado cinco años en las Bahamas, lapso que, por otra mera coincidencia, coincide con la prescripción fiscal -de la que nadie le ha acusado, que conste- y regresa a España para hacerse con Jazztel.
Y aquí comienza toda curiosa historia, que ya ha llamado la atención de la Comisión Nacional del Mercado de valores (CNMV). Si, a Manuel Conthe, de vez en vez, algo le llama la atención. Y es que el señor Pujals, a través de la sociedad Prepsa Holding, posee el 24,927% del capital de Jazztel. Ahora bien, a esos niveles, la única forma de evitar un OPA en primer lugar por el 35%- es cumplir dos condiciones: no gestionar la empresa y no controlar el Consejo de Administración. En teoría, cumple esta segunda, dado que Pujals nombró un tercio del Consejo, pero parece claro, a la vista de sus reuniones con analistas, sus entrevistas periodísticas y su posición en la empresa, que no cumple la primera. A empresa gestionada, con ese porcentaje, opa al canto, y la opa no aparece por ningún sitio.
Y ocurre que, a lo mejor, el nerviosismo de Pujals y sus ataques a Telefónica tienen algo que ver con las espléndidas previsiones bursátiles realizadas por el propio Pujals (que como hemos dicho antes no gestiona ni controla la compañía) para el presente año, y que podrían no cumplirse, ahora que ya estamos en otoño. Es una mera coincidencia, claro está. En cualquier caso, a don Leopoldo, gestionar pizzas o líneas de teléfono le es igual: lo que le importa no es la compañía sino la cotización de la misma, que no es lo mismo.
Claro que las coincidencias sí que existen. Lo que no existen son las casualidades.