A CCOO y UGT no les importan los trabajadores de PYMES y a CEOE no le importa el pequeño empresario ni el autónomo. El diálogo social está estancado. España continúa siendo una economía basada en los salarios bajos y vivienda cara, lo que provoca un fuete endeudamiento de las familias. La economía española marcha bien, pero las empresas extranjeras ya no invierten en España y muchas multinacionales se machan a países con salarios de miseria
Las compañías que componen el selectivo IBEX de la Bolsa de Madrid, es decir, las 35 compañías más grandes España (excluyendo aquellas, no muchas, que no cotizan en bolsa) han logrado que sus ventas crezcan un 26% y un beneficio de un 31% durante los nueve primeros meses del año. Estos datos tienen su importancia, dado que el ejercicio 2004 fue ya de plena recuperación lo malo fueron los ejercicios 2002 y 2003-, especialmente para las compañías presentes en Hispanoamérica.
Es más, casi todo los centros de estudios coinciden en señalar que si algo ha minorado el excedente empresarial no han sido los costes, y ente ellos el de personal, que está creciendo al mismo ritmo que la inflación (3,7%, según los últimos datos oficiales), sino el coste de las prejubilaciones.
En resumen, el beneficio empresarial crece al 33% mientras los salarios lo hacen al 35%. Es más, en 2004, otro gran año para los beneficios y las rentas empresariales (que no es lo mismo), los salarios crecieron en España un 3,5%. Es cierto que los beneficios empresariales pueden bajar de un año para otro, lo que no ocurre con los salarios, pero llevamos una década de fuertes crecimientos de las grandes empresas frente a un escaso incremento de los salarios.
Pese a todo, la patronal sigue insistiendo en la moderación salarial y los sindicatos siguen empeñados en negarse a reducir la indemnización por despido, pero no hacen hincapié en una subida del salario mínimo interprofesional (fijado hoy en 512 euros brutos al mes). El SMI condiciona los estratos más bajos de salarios, y España continúa siendo el país de la Unión Europea donde se da una mayor diferencia entre salarios mínimos y salarios medios. En definitiva, el país con por distribución de rentas salariales.
Además, esas rebajas del trabajo, consideradas en su conjunto, resultan un 23% más baja que las de la Unión Europea, ojo, ya ampliada a los 25 miembros.
Los bajos salarios en España vienen de lejos. Un informe de la UGT, que abarca el lustro 1999-2003, demuestra que, no sólo es que los salarios sean bajos, sino que la evolución de los costes laborales es muy negativa: Entre 1999 y 2003, el coste laboral medio por hora trabajada en España en la industria y los servicios no se ha incrementado, según los datos de la Oficina Europea de Estadísticas (Eurostat). Si en 1999 el coste laboral por hora trabajada era de 14,22 euros, en 2003 se había reducido en un céntimo hasta los 14,21 euros. Este control de los costes laborales no presenta parangón en toda la Unión Europea. En todos los países de la Unión Europea se ha registrado un crecimiento de los costes laborales por hora trabajada por encima del 10%, con un crecimiento medio del 26,6%. En Alemania, que es el país que más se acerca a España en sus bajos niveles de aumento de los costes laborales por hora trabajada, la elevación fue del 12,5%. En el Reino Unido fue del 13,1% y en Francia del 15,4%.
Pues bien, pese a todo, el planteamiento del diálogo social sigue estancado, Pero no, porque CCOO y UGT se conforman con la propuesta socialista (más generosa que la popular, pero en todo caso escasísima) de que subir el salario mínimo interprofesional, verdadero eje para el incremento de las rentas bajas, hasta los 600 euros mensuales ¡durante toda la legislatura!
La patronal CEOE, además de recomendarnos a todos, al igual que el vicepresidente Solbes, mucha moderación salarial, insiste en el despido con una indemnización prefijada de 33 días por año, con un límite para los trabajadores veteranos. Los sindicatos se niegan y el diálogo social se paraliza. La verdad es que los sindicatos que lideran José María Fidalgo y Cándido Méndez miran por sus clientes, que son trabajadores de grandes empresas con convenios rígidos. El trabajador de la PYME, que no busca seguridad en el trabajo, sino salarios dignos, que le permitan, entre otras cosas, el acceso a la vivienda, clave de la formación de un hogar.
El Gobierno necesita ese diálogo social, entre otras cosas porque según las últimas cifras facilitadas por CEOE, ha habido un repunte, no preocupante, pero que sí marca tendencia, a una mayor conflictividad laboral y horas perdidas. También lo necesita, porque el feroz fenómeno de la deslocalización. Y no porque España sea mal mercado, sino porque en Europa del Este, por ejemplo, se trabajan más horas por salarios de subsistencia. En España se cobra menos que en Alemania, pero más que en Eslovaquia.
Pese a todo, pese a que los beneficios de la gran empresa crecen a un ritmo diez veces superior al de los salarios, el mito intocable, también por parte de los sindicatos, continúa siendo la moderación salarial. Y como los precios de la vivienda están disparados, el Banco de España y el propio Ejecutivo advierten del imparable aumento de la deuda familiar.
¿Qué esperaban?