Con condiciones claro está, porque quedan eximidas de comisión, por ejemplo, los perceptores de nómina o pensión, pero el caso es abrir la puerta. El Banco de España ha abierto una puerta muy peligrosa que las entidades se irán encargando de ampliar.

El procedimiento para el cobro de comisiones es sutil, demasiado sutil para el gusto de las organizaciones de consumidores. Las entidades proponen el cobro de una nueva comisión, aunque siempre a título de interpretación de la norma, porque, en teoría, los cobros son libres. Además, el Banco de España no entra en cuánto hay que cobrar: sólo si se puede o no se puede hacerlo.

Sistema retorcido como una viruta y que ha provocado, por ejemplo, que los bancos hayan propuesto, a ver si colaba, la colaboración de tasa por información verbalizada. Es decir, cobrar a todo aquel que entre en su sucursal para, por ejemplo, pedir su saldo. 

No olvidemos que, en algunos bancos, por ejemplo el Santander, hace tiempo que las comisiones superan el 50% del margen de intermediación. Hoy en día, constituyen no una parte importante del negocio, sino la parte sustancial. Sobre todo en tiempos de tipos bajos.