Los españoles no tienen dinero para comprar un piso pero los intermediarios sí lo tienen para especular con productos derivados de las hipotecas.

Es la viva imagen del financismo en el que vivimos: toda la economía real se pone al servicio de los mercados para que éstos generen productos parasitarios que no aportan nada al bien común. Los datos: el número de hipotecas solicitadas se caía un 4,17% en agosto, pero el volumen de emisiones de cédulas así como las titulizaciones hipotecarias se disparaban un 24% durante los primeros nueve meses del año. ¿No es genial?

Es decir, en España no hay empleo, la economía no crece, el consumo se derrumba y nadie pide una hipoteca porque no puede amortizarla. Sin embargo, las hipotecas en circulación se titulizan -o paquetizan- si lo prefiere para que empiecen a dar vueltas por los mercados financieros.

Las titulizaciones son productos que nada aportan al bien común. Si mañana desaparecieran no pasaría absolutamente nada. En el entretanto, drenan el dinero que debería entra en el circuito productivo de la economía real.

Que no se venda un piso y aumenten las titulizaciones hipotecarias es como utilizar la harina de trigo para tapar un agujero en mitad de una hambruna. Es la economía financista, la economía que tenemos y la causante de la crisis.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com