El gran director galo, Jean-Jacques Annaud (El nombre de la rosa, Siete años en el Tibet, Enemigo a las puertas) vuelve con Dos hermanos a realizar un proyecto que tiene a animales como protagonistas (en esta ocasión, tigres), al igual que hiciera, en el año 1988, en su película El Oso.
Dos hermanos sigue los pasos de dos tigres, criados en la selva del sureste asiático, cuyo destino les lleva por caminos distintos tras la entrada de un ex cazador en el templo sagrado donde habitan con su madre.
Cuatro años de trabajo, treinta tigres (dieciocho de ellos cachorros), pocos efectos especiales y mucha pericia han dado como resultado una gran película de aventuras magníficamente filmada. Rodada en Camboya, en el maravilloso enclave de selva de piedra de Angkor, Dos hermanos desarrolla su historia en Indochina, en la época colonial francesa. Llama poderosamente la atención que la película no cae en el maniqueísmo y, así, humanos y animales tienen sus propias razones para su comportamiento.
Como en el magnífico relato de Rudyard Kipling, "El libro de la selva", en Dos hermanos destaca, por encima de todo, la inocencia de un niño.
Una hermosa película a la que deben ir acompañados de sus hijos.