El euro ha vuelto a batir su propia marca: por una moneda europea ya te dan 1,33 dólares. En Madrid, los cambistas están convencidos de que las palabras de la Administración norteamericana en defensa de un dólar fuerte no son más que un engañabobos. Bush se encuentra muy cómodo con un dólar débil y es sabido que la Casa Blanca considera que el déficit fiscal y el exterior son objetivos secundarios, frente al crecimiento y la inflación.
Si hemos de hacer caso a los departamentos de Estrategia de la banca española, y pese a las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, tenemos dólar barato para mucho tiempo.