Al pasar las páginas, el domingo 28 de junio, de un diario nacional, ABC, he disfrutado, agradecida, de los versos del poema nº 60 del libro de Juan Ramón Jiménez Dios deseado y deseante.
Enseguida cruzaron mi memoria, algunos conversos del siglo XX que, de modo súbito, algunos se encontraron con Dios: el periodista André Frosard; Paul Sartre; Camus; Gramsci; García Morente; Svetlana Stalin, la hija del dictador comunista ruso; la ex -senadora socialista Mercedes Aroz, etc.
Partimos de Dios/ en busca de Dios/ sin saber qué buscamos ¡Se me está viniendo Dios/ en inminencia de alma!/ Se me está acercando Dios/ en inminencia de amor! ¡Se me está llegando Dios/ en inminencia de Dios/ (Juan Ramón Jiménez).
A Dios no le condicionan los colores ni los credos cuando a un alma se acerca, Él que es Amor y se desvela a quien no le rechaza, a quien camina con espíritu recto aunque esté confundido, a quien busca la verdad y ama la vida de todos, a quien reprime los malos deseos y aparta los malos pensamientos.
Sólo Dios llena el alma, y la llena toda -decía el joven beato Rafael- y, como expresó Santa Teresa, quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta. Lástima que algunos busquen la felicidad en donde anida la tristeza y la amargura y no se acerquen a beber del pozo de amor que da la paz y el consuelo: Dios.
Josefa Romo
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