Sr. Director:
La solemne proclamación de los derechos del hombre se ve contradicha por una dolorosa realidad de violaciones, guerras y violencias de todo tipo.
En primer lugar los genocidios y las deportaciones en masa; la difusión por doquier de nuevas formas de esclavitud, como el tráfico de seres humanos, los niños soldados, la explotación de los trabajadores, el tráfico de drogas, la prostitución. Todo esto se da en multitud de países, incluso en aquellos con formas vigentes de democracia, y en donde no siempre se respetan estos derechos.
Existe, desgraciadamente, una distancia entre la letra y el espíritu de los derechos del hombre, a los que se ha tributado frecuentemente un respeto puramente formal. La doctrina social no cesa de confirmar que los más favorecidos deben renunciar a algunos de sus derechos para poner con mayor liberalidad sus bienes al servicio de los demás, y que una afirmación excesiva de igualdad puede dar lugar a un individualismo donde cada uno reivindique sus derechos sin querer hacerse responsable del bien común. Somos conscientes de importancia la defensa y la promoción de los derechos fundamentales del hombre y esto se debe realizar en una doble dirección: una de anuncio del fundamento de los derechos del hombre y otra de denuncia de las violaciones de estos derechos.
En todo caso, el anuncio es siempre más importante que la denuncia, y ésta no puede prescindir de aquel, que le brinda la verdadera consistencia y a fuerza de su motivación más alta. Para ser más eficaz, este esfuerzo debe abrirse a la colaboración, a los contactos oportunos con los organismos, gubernativos y no gubernativos, a nivel nacional e internacional.
Francisco Lorenzo Salido
flsal52@yahoo.es