Ha muerto José María Entrecanales y semanas atrás fallecía su colega y competidor, Rafael del Pino. Ambos constructores, ambos durísimos, tanto en sus negocios como en las relaciones personales.

A José María, con permiso de su primo Juancho, le sucede José Manuel Entrecanales; a Rafael del Pino Moreno, Rafael del Pino Calvo-Sotelo. ¿Les habían sucedido ya? No del todo, al menos Rafael del Pino padre mantuvo el poder en forma hasta el último momento, mientras José María, cuando mentalmente se recuperó de su accidente (físicamente nunca lo hizo) continuó expresando su opinión cuando se la pedían y cuando no.

Se diferenciaban en algo a la anterior generación Del Pino o Entrecanales con la que le sucede. Sí: en su austeridad y en la celeridad. Rafael del Pino padre tenía yate, avión y finca, pero no había llegado a la sofisticación del helicóptero. José María Entrecanales tenía finca -allí sufrió el accidente de calesa que le condenó a un segundo plano- pero no tenía la obsesión por las fincas en Jerez, surtidas de marisco de restaurante de lujo madrileño.

Se diferenciaban también en la compra de empresas con deuda. Como buenos promotores, los padres también eran partidarios de la frase del gallego: "Luisiño, los negocios hay que hacerlos sin dinero, porque si pones los cuartos puedes perderlos". Pero, estoy convencido de que no Rafael del Pino Moreno ni José María Entrecanales se habrían mentido en los cuasi infinitos montos de deudas que ha costado la compra de BAA (British Airports Authority) por Ferrovial o de Endesa por Acciona. Los viejos, con todo respeto, eran capaces de repartir fondos entre todos los concejales del país, pero no habrían comprado monstruos empresariales a crédito con el único objetivo de darle el pase.

El tiempo histórico se ha acelerado. Y, por la misma razón, las películas se filman a gran velocidad hasta el punto de que ya no hay forma de distinguir los pormenores de una buena pelea. Pues lo mismo: la aceleración del tiempo fílmico se corresponde con la aceleración del tiempo empresarial. El apalancamiento de Ferrovial y Acciona con sus últimos compras ha hecho que la diferencia entre las actuales generaciones Del Pino o Entrecanales y las anteriores pueda resumirse así: los ahora fallecidos eran empresarios, los nuevos son financieros. ¿Cuál es la diferencia entre uno y otro? Sencillo. El empresario produce, el financiero compra y vende, el primero busca el beneficio, desde luego, el segundo, la plusvalía.

Eulogio López

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