Sr: Dívar: Ahora que ha pasado una semana de su dimisión, aun cuando formalmente hoy día sigue siendo presidente del TS y del CGPJ -puesto que no ha salido su cese en el BOE-, quisiera expresarle mi apoyo y solidaridad ante la brutal campaña política -en el peor sentido de la palabra- y mediática de que ha sido víctima.
Sé cómo se siente, y la "sorpresa" que se habrá llevado cuando muchos de sus "amigos" habrán desaparecido en estos días, porque yo también he pasado por lo mismo. Los defensores de los "nuevos" derechos humanos han vulnerado gravemente nuestros derechos fundamentales "clásicos", ya trasnochados, según parece.
En su caso, entre otros, el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen (artículo 18 C.E.); el derecho a la libertad religiosa (artículo 16); así como a la presunción de inocencia (artículo 24 C.E.): ¡¡¡era Vd. el que tenía que demostrar que era inocente!!!, aún a pesar de que ni la Fiscalía ni el Tribunal Supremo hallaran indicios de delito, y de que incluso Margarita Robles reconociera que se había adecuado a la norma. Y ello por políticos que se llenan la boca -cuando los partidos respectivos se ven "salpicados" por escándalos- hablando de la presunción de inocencia.
Ahora resulta que los que le lapidaron en la plaza pública tenían sobrados motivos para haberse avergonzado y retirarse, pero ya ve: ahí siguen. Y qué decir del principal acusador, negociador con ETA -por cierto, los viajes a Ginebra y el alojamiento durante las reuniones ¿los pagaría de su bolsillo?-. No tienen la dignidad de dimitir en bloque y que se elija un nuevo CGPJ adecuado a la reforma que del mismo quiere hacer Gallardón: volver al sistema anterior a la desdichada enmienda Bandrés de 1985 o reducir a cinco los vocales del CGPJ permanentes, limitándose los demás a asistir a los Plenos que se convoquen y a cobrar sus dietas por ello, pero sin relevación de funciones.
Yo creo que ésta última sería la mejor solución, porque ¿sabía Vd. como llaman los propios funcionarios del CGPJ a los consejeros? Pues los "paquestaníes". Se preguntan, con sorna: pero ¿"pá" qué están? ¡¡Si no dan ni golpe!! -esto me lo dijo una funcionaria del mismo-. Aunque toda generalización es injusta. Medida que por cierto podría extrapolarse a otros altos organismos de la Nación.
Aparentemente, como en mi caso, ha ganado Goliat. Ignoran que el que ganó finalmente fue David.
Por eso, como decía una santa castellana, nada de este mundo debe turbarle lo más mínimo. Por algo dicen que de humanos es errar; de sabios rectificar; de necios persistir en el error. Lo importante en este mundo es tener la conciencia tranquila. Aunque su honor y prestigio humano haya quedado mancillado, y estigmatizada su persona -para algunos-, hasta el punto de que nadie -ni el Rey, que salió corriendo de España-quiera fotografiarse con Vd. Como si de repente hubiera contraído la lepra.
Los hombres somos así. "Prudentes", fariseos, cobardes. Con el relativismo ético imperante, colamos un mosquito y nos tragamos un camello.
Tranquilo. No pasa nada. Solo Dios basta. Y, si algún día nos cruzamos en este mundo, para mí sería un honor fotografiarme con Vd.
Un cordial saludo
Fernando Ferrín Calamita