Ocurrió en la madrugada del pasado 20 de diciembre. Efectivos de la Seguridad del Estado cubano (la policía política de Castro) retuvieron e interrogaron durante cuatro horas al empresario zaragozano y docente universitario, Ricardo Carreras Lario, que viajaba en calidad de turista. Registraron sus pertenencias, le impidieron la comunicación con la Embajada, le negaron la asistencia letrada y jamás le informaron sobre el motivo de su retención. Un buen conjunto de violaciones de los convenios internacionales y de la propia legislación cubana. Ante semejante atropello, Carreras ha remitido una carta al canciller español, Miguel Ángel Moratinos, en el que pide que exija al Gobierno cubano una explicación sobre el mal trato recibido.
"Estaban obsesionados con Oswaldo Payá a quien difamaban constantemente. Repetían una vez consignas contra Payá y el Proyecto Varela", señala Carreras, quien se mostró muy sorprendido de que el Gobierno le advirtiera que la visita a Oswaldo Payá podía resultar "subversivo y contrarrevolucionario" conforme a lo establecido en la Ley 88 de Integridad del Estado Cubano. Recordamos a nuestros lectores que Payá es un ciudadano cubano, disidente, pero cubano de nacimiento y residencia.
La odisea en ese "oasis de democracia" no acaba ahí, porque al día siguiente, los funcionarios de aduanas confiscaron unas obras de arte propiedad de Ricardo Carreras. ¡Para que luego digan que Fidel no es culto! Como consecuencia de los trámites del decomiso, Carreras perdió el vuelo. Un viaje muy relajante. Todo un atractivo turístico.