Nueve años más tarde del estreno de su película más famosa: Festen (Celebración), el danés Thomas Vinterberg vuelve a situar el punto de mira en una familia, en esta ocasión rota y muy estrambótica.
En una pequeña ciudad de provincias esperan con ansiedad la llegada de su vecino predilecto: Hans Kristian Schmidt, un famoso cantante de ópera que quiere reencontrarse con el lugar donde creció. Esta visita revoluciona a toda la comunidad, en especial al ayudante de cocina Sebastián, que se encuentra en medio de un triángulo amoroso y que, se da la circunstancia, es el hijo secreto del artista, del que desconoce su existencia el propio Hans Kristian.
En esta comedia dramática hay poco humor (salvo en los fogones de la cocina donde trabaja el protagonista) porque en este largometraje Vinterberg regresa a su primigenio lenguaje, que nos recuerda que el director danés fue uno de los abanderados del movimiento Dogma 95. En ese despliegue visual salen a flote las flaquezas de la naturaleza humana, que Vinterberg no elude mostrar aunque nunca juzga a través de su cámara. Por ello aunque Cuando un hombre vuelve a casa cuenta con un desenlace esperanzador, todo el desarrollo es corrosivo hasta llegar a él.
Para: Los cinéfilos que les interese seguir la trayectoria de los directores que formaron parte del movimiento Dogma 95