Los primeros indicios apuntan a que el origen del brote de la bacteria Escherichia coli y su cepa O157:H7, que provoca diarreas sangrientas, se encuentra en verduras frescas detectadas en el Norte de Alemania.
El problema "sólo afecta a Alemania por el momento", según el portavoz de Sanidad y Consumo del Ejecutivo comunitario, Fréderic Vincent. Bruselas está "en contacto con las autoridades germanas para encontrar la fuente de la contaminación" ha afirmado. Se ha puesto en marcha.
El mecanismo europeo de alerta alimentaria se creó para proteger a la población de la propagación de graves amenazas y no -como ha sucedido en este caso de la bacteria "Escherichia coli"- para aumentar la inquietud entre los consumidores de toda Europa. La aplicación exagerada del principio de precaución puede causar en este caso daños gravísimos, no solamente en España, y en todo caso la reacción desmesurada de ciertos países -la senadora de Salud de la ciudad-estado de Hamburgo, Cornelia Prüfer-Storcks afirmó que los pepinos para ensaladas procedentes de España son los causantes de las graves infecciones intestinales- dicho sin una base científica parece más propia de esa corriente populista, desgraciadamente tan en boga, que está carcomiendo los fundamentos de la solidaridad europea y azuza la resurrección de las fronteras. Estamos haciendo crisis donde no la hay.
Xus D Madrid