Sr. Director:
El insigne director de Hispanidad, Eulogio López, en uno de sus actuales y lúcidos comentarios, que a diario escribe en su medio digital, trata, al cumplirse el trigésimo aniversario de la muerte de su fundador S. José María, de la crisis de la Obra.
Achaca la misma a la "mundanización" de sus miembros y como remedio seguro, la vuelta al fundador.
Conocimiento e informaciones, bien contrastadas tendrá el periodista para hacer público su diagnóstico. No necesitará marchar a las Batuecas para lograr aislarse y defenderse de cierta persecución clerical. La verdad se acredita por sí misma. No tanto por quien la defiende o propaga, sino por la conformidad con la realidad.
No pretendo contradecir la veracidad de lo que expone el señor López, pese a poder presentar como él hace, bastantes anécdotas de excelentes miembros actuales del Opus, que indicarían que el espíritu del Padre sigue presente y vivo en su Obra.
Me permito hacerle sólo una puntualización a su escrito y es la siguiente:
Ha sido una constante en la historia de la Iglesia y de todos los institutos, religiones o congregaciones aprobadas por la misma, que al desaparecer las figuras carismáticas de sus fundadores, junto con aquellos miembros relevantes que los conocieron y trataron personalmente, su espíritu se ha ido debilitando al faltar el modelo de identificación cercano y vivido como por ósmosis. Es ley de vida y nadie se ha librado de este deterioro objetivo. Achacarlo a causas espurias, influencias mundanas o relajaciones subjetivas, quizás sea algo atrevido, no del todo conforme a la realidad.
Miguel Rivilla
miriv@arrakis.es