- No así los depositantes, quienes deberían recibir lo suyo.
- En resumen, el presidente del Santander no quiere que los contribuyentes paguen las crisis bancarias... que es lo que ha ocurrido en España, en Europa, en Estados Unidos.
- Y mantiene abierta la posibilidad de que todos los gobiernos tratan de ocultar: dejar quebrar a los bancos quebrados, en lugar de empeñarse en salvarlos a todos.
- Botín acusa a Europa de perjudicar a la banca doméstica. El mensaje de Botín a los reguladores es éste: "no importa tanto lo que inviertas sino dónde inviertes".
- Al mismo tiempo, denuncia la ligazón entre riesgo soberano y riesgo bancario. Vamos, que el Santander tiene mejor calificación que España, por ejemplo.
- Lo que no denuncia es la alianza ente banqueros y políticos. Dicho de otra forma, la bonificación de la inversión en deuda pública.
Jugaba en casa, así que se ha empleado a fondo. Tras la intervención del ministro Luis de Guindos, el presidente del Banco de Santander (en la imagen) cubrió su turno en la Conferencia Bancaria internacional, que organiza su entidad. De entrada abordó el asunto de moda tras la crisis bancaria, de alcance mundial, más importante de toda la edad moderna: cuando un banco entra en crisis, asegura Botín, quien debe pagar son los accionistas y acreedores de la entidad. Sólo deberían salvarse los depositantes.
Para calibrar lo que significan estas palabras sólo recordarles que preferentistas y suscriptores de deuda subordinada no son depositantes, son acreedores.
Y ampliando el punto de mira, Botín también recuerda que los contribuyentes no deben pagar los errores bancarios... que es lo que se ha hecho en España y en toda Europa.
A más: el presidente del Santander no rechaza la alternativa siempre negada por los políticos: que quiebren los bancos quebrados. Ahora, con el proceso de resolución bancaria, y tras haber salvado a todo el sistema del continente europeo y del norteamericano, ahora sí, ahora Europa quiere un proceso de resolución bancaria ordenada, que se supone se enraizará en los famosos 100.000 euros por depositante... y todos los demás que arreen.
Otra idea botiniana: acusan a Basilea III y a los reguladores europeos de favorecer a los bancos de inversión frente a los bancos domésticos. Lo cual es muy cierto, dicho sea de paso. La idea de Botín es que no se trata de poner un coeficiente de recursos propios mayor o menor sino de ponderar adecuadamente los activos de riesgo y el riesgo de cada activo. Vamos, que más que lo que inviertes importa dónde inviertes.
Por lo que Botín pasa de puntillas es sobre una cuestión conexa, más peligrosa y más profunda: la alianza entre políticos y banqueros (eso es Basilea III) y no otra cosa: los banqueros les compran la deuda pública que de forma irresponsable emiten los políticos y que Basilea (políticos y banqueros) se encarga de que apenas compute a efectos de consumo de recursos propios y, a cambio, los políticos salvan a los bancos cuando entran en crisis con el dinero de todos los contribuyentes.
Por último, Botín evitó el colofón lógico para Europa del egoísmo alemán, que acepta la unión bancaria -al menos discutirla- pero no la unión monetaria, porque ellos emiten a menor tipo de interés que los países periféricos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com