El error es contagioso. Mientras nos volvemos locos pensando cómo va a ser el rescate de la banca española, la cosa cunde y ahora es Chipre quien pretende que Bruselas le extorsione con nuevos créditos para salvar su banca.

La respuesta lógica, ha quedado definitivamente olvidada. Y esa respuesta no es otra que una pregunta: ¿por qué puñetas hay que emplear dinero público para salvar bancos? España no necesitaría ser rescatada si hubiera liquidado las entidades sobrantes, hubiera pagado los depositantes y hubiera hecho perder su dinero a los inversores.

La progresía, de izquierdas y de derechas, se muestra especialmente remisa a entender la cuestión, quizás porque los progres siempre son remisos a entender cualquier cuestión. Para la derecha progre, sencillamente un banco no puede quebrar. ¿Por qué? Porque siempre ha sido así, o mejor, casi siempre.

Para la izquierda progre, lo que hay que hacer es nacionalizar la banca. Pero nacionalizar no es sino otra forma de dar dinero público al banquero que es lo que dice odiar la izquierda.

Y con los inversores ocurre lo mismo. En el telediario de La Sexta del lunes, la locutora -muy mona- se rasgaba las vestiduras por el hecho de que el ex presidente de una caja gallega hubiera dicho que los que compraban preferentes sabían muy bien lo que compraban. Puede que los directores de la sucursal no les explicaran la letra pequeña pero me asombra que alguien le diga que le van a dar el 5% por un dinero por el que antes no le daban el 0,1% y no pregunte el porqué.

Insisto, another time, la única forma de salir de la crisis es dejar quebrar a los bancos quebrados, con la sencilla fórmula de devolver su dinero a los depositantes, que tendrían prioridad en el cobro y pagar a los inversores que se puedan… y a los que no se puedan pues no. El inversor arriesgó y al igual que ganó tantas veces, ahora ha perdido. ¿Por qué deberíamos pagarles sus pérdidas? ¿Lo hacemos con el churreo de la esquina que cierra el negocio? ¿Y con el padre de familia al que embargan la casa?

La solución por tanto, no es la nacionalización, como dice la izquierda, sino la quiebra, como no dice la derecha. De hecho, ya no veo izquierdas y derechas. Veo políticos que deben elegir entre apoyar al productor, sea empresario u obrero, y apoyar al rentista. Por el momento, como el salvamento bancario, sólo apoyamos al rentista. Y encima el asunto no tiene fin.

Porque encima, comer, rascar y sanear, especialmente bancos, todo es empezar. Ahora Chipre también pide ayuda para sus bancos. Y llegarán otros, no lo duden. El secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, aseguraba el lunes que con el rescate de la banca española se abría una nueva etapa en Europa. Así es: y serán tiempos gloriosos, me temo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com