La banda terrorista ETA ha ido tejiendo el mapa de su "ámbito de actuación". El pasado verano regó de pequeñas explosiones la cornisa cantábrica, Galicia y la costa valenciana. Ahora, el objetivo ha sido Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana y Cantabria. ¡Oh, casualidad! Ningún "recado" en Cataluña. La banda cumple la palabra dada a Carod-Rovira en Persignan. Y es que "hablando se entiende la gente".
La estrategia consiste en sembrar el terror en todo el territorio nacional en plan "perdonavidas". Algo así como "podemos hacer más, pero queremos que sepáis que existimos y que seguimos teniendo fuerza operativa". Lo más asombroso es que el portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, insista sin despeinarse que su discurso de Anoeta sigue vigente. Y, por si fuera poco, el diario proetarra Gara, lanza un alegato en favor de los presos etarras tras el estallido de las bombas.
El Gobierno ha respondido con contundencia al ofrecimiento de diálogo de Batasuna: "Lo primero que tiene que hacer ETA es dejar las armas". No es el mismo discurso de su filial en el País Vasco, el PSE, que hace guiños "negociadores" al entorno abertzale, a pesar del desmentido del ministro del Interior, José Antonio Alonso. Y no digamos del lehendakari Juan José Ibarretxe, que, como ya informamos en estas pantallas, se mostró partidario de la "discreción" en el diálogo con los violentos.