La propiedad sólo había desembolsado el 25% del capital. El problema no es de contenidos, sino de gerencia, con una captación de publicidad muy agresiva en un mercado imposible. Lo peor: se anuncia una reconversión laboral
En la mañana del viernes 10, el editor Alfonso de Salas cesaba al director de El Economista, uno de los cuatro diarios económicos del país, el más joven, pues salió a la calle el 28 de febrero último. Un cese injusto, por cuanto un medio vive de su prestigio y la mala fama del diario no obedece ni a su director ni a sus periodistas, casi todos ellos de redactores de primera fila y con amplia experiencia, sino a su gerencia. Alfonso de Salas, presidente y primer ejecutivo de la editora ha llevado a cabo una captación de publicidad que no podía resultar más agresiva. En este marco, la independencia de los profesionales resulta mucho más manipulable que su sumisión alas consignas de la editora: hasta las verdades que escriben pueden ser entendidas como chantajes, y así lo han entendido algunos de las principales anunciantes españoles.
Por otra parte, cuando salió a la calle, tanto Salas como e Salas eran concientes de que se enfrentaban a un mercado ultramaduro. Madrid es la única capital de Europa con cuatro diarios de información general y otros cuatro económicos, de alta calidad todos ellos, todo hay que decirlo. Proporcionalmente, los económicos han sufrido menos descensos en su difusión que lo de información general, a los que Internet está restando influencia y los gratuitos, dinero y ventas. En cualquier caso, las ventas reales, en quioscos, quitando suscripciones y ventas colectivas, de El Economista apenas alcanzan los 2.000 ejemplares.
Y lo peor es que el cese de Carlos Salas irá acompañado de una reestructuración de personal, asimismo poco culpable de lo que está ocurriendo. Es más, la crisis ha llegado a pesar de las promesas de la editora de que había dinero para funcionar durante dos años, periodo mínimo para que un diario se asiente en un mercado tan complejo.
Si no se ha proporcionado es porque no se desembolsaron los 16 millones de euros prometidos de capital social. De hecho, los accionistas, entre ellos varias constructoras, tan sólo habían desembolsado el 25%, y ahora, con visas al 1 de enero, se había solicitado otro 25%. De ahí el cese y la reconversión.