Las cuotas de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) no han salido la mañana del jueves a cotizar en Bolsa tras producirse un descenso del 50% en su precio con respecto al valor del día anterior. Ante esta situación, los administradores nombrados por el Banco de España han decidido suspender su amortización. Además, el administrador de la caja ha decidido suspender la asamblea general que estaba prevista para el 16 de septiembre.
Curiosamente la CAM fue el banco de pruebas para las cuotas participativas -paso primero para las conversión de las cajas en bancos- y todavía se encuentra pendiente de que Bruselas dé su opinión sobre los planes de capitalización de la caja y la forma en la que se va a efectuar la venta a otra entidad. Los pasos que se van a dar están claros, pero se desconoce cómo será su posterior desarrollo, aunque los datos de este jueves parecen presagiar que no serán buenos. Primero, el FROB tendrá que inyectar los 2.800 millones de euros prometidos para capitalizar la CAM y se quedará con un paquete accionarial que se presume del 70 u 80%, en función de la valoración que al final se haga del negocio. Después, se enviará a los interesados un cuaderno de venta para que hagan sus ofertas no vinculantes. Finalmente, quienes quieran comprar CAM realizarán las ofertas vinculantes. El problema es cómo saldrá al mercado.
Y ahí es donde los problemas de la nacionalización auguran un mal futuro a previsibles crisis en otras entidades financieras como CatalunyaCaixa, Liberbank, Mare Nostrum o Novacaixagalicia, que se encuentran en una situación similar a la CAM.
Andrés Velázquez
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