Ahora se hará consultor energético y ganará más dinero, pero eso de eternizarse en los puestos, ni de broma.
Bernotat era, ante todo, alemán. Brusco y sincero a partes iguales. Le he visto brearse con la prensa cuatro horas seguidas cuando preparaba el asalto a Endesa al tiempo que dejaba claro que si E.ON compraba le sobraban todos los directivos españoles. Alemán por los cuatro costados.
Poco amigo de los políticos. Cuando Ángela Merkel cedió ante los verdes del SPD con quien gobierna en coalición y pergeñó un plan energético que condenaba a las centrales nucleares y relanzaba la energía verde, el ejecutivo Bernotat le recordó que hay que colocar aerogeneradores donde sopla el viento, no donde soplan las subvenciones. En suma, un tipo con el que puedes reñir pero con el que no te puedes confundir. Soberbio, como buen alemán, sincero como buen alemán. Y eso después de que Merkel le apoyara en su entrada en Endesa, a lo que Zapatero respondió como todos sabemos: con una chapuza enorme.
¿Se imaginan ustedes al presidente de una eléctrica o petrolera española enfrentándose directamente al Gobierno de turno cuando sus medidas económicas van guiadas por la demagogia y no por el bien común. Paralelismo: el plan de Renovables del Gobierno ZP ha sido aplaudido por el sector, aunque todos ellos opinan que es una castaña; sólo han protestado por la sinrazón del cierre de Garoña, pero no en defensa de un plan de energía barata, es decir, nuclear, sino para que les abonen las pérdidas y el lucro cesante.
Bernotat es alemán para bien y para mal. Le he tratado lo suficiente para no soportar su arrogancia pero para alabar su claridad.
Eulogio López
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