Sorprenden las palabras del Papa en el Valle de Aosta, donde pasa unas cortas vacaciones, porque contradice la tendencia general, cada vez presente en más ambientes diplomáticos y mediáticos de que caminamos hacia un enfrentamiento entre el Islam y el Occidente. Por ejemplo, el presidente Bush acaba de insistir que seguimos en guerra.
Una frase tan estrecha, pronunciada en un ambiente distendido, puede necesitar glosas más extensas, pero el sentido parece claro. Es más, Benedicto XVI añadió que, para conseguir la paz en el mundo actual resulta más necesario que nunca el diálogo entre las tres religiones monoteístas. No es exactamente la misma petición que la realizada por el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, para quien el diálogo debe ser entre civilizaciones, más que entre religiones, y para quien lo que importa no son las creencias, sino la tolerancia entre ellas.