- Se abre la primera brecha entre Mariano y Soraya: el presidente manifiesta su descontento por la actitud distante de su mano derecha.
- Sobre todo, cuando sus opositores internos la proponen como sucesora.
- Y el Aznarismo continúa presionando para que de explicaciones.
En esta corriente, cada vez son más los que piden lo mismo que la oposición: que Rajoy dé explicaciones. - Y en cualquier caso, sigue sorprendiendo el silencio de Aznar.
"Lo más doloroso es que los ataques vengan de dentro. Y alguno de vosotros sabe de lo que hablo". Lo dijo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a los empresarios del Consejo Empresarial de Competitividad (CEC9, reunidos a comienzos de semana en Moncloa para un almuerzo.
Y miren por dónde ninguno de los contertulios pensó que se refería a su tesorero, Luis Bárcenas. Las imaginaciones volaron hacia José María Aznar, Esperanza Aguirre, Ruiz Gallardón, e incluso a la propia Sáenz de Santamaría, a quienes los críticos -nadie quiere elecciones- lanzan como sustituta de Rajoy, con Gallardón como vicepresidente político y Josep Piqué como máximo responsable económico. En plata, de todos aquellos que han quedado al margen las acusaciones de El Mundo-Bárcenas, a pesar de que Aznar fue presidente del partido y tuvo a Bárcenas a sus órdenes durante el mismo tiempo que Rajoy. Y no es que Rajoy sospeche que Aznar quiere volver a La Moncloa: lo que sospecha es que quiere controlar el partido para tutelar al Ejecutivo.
Hablando de la vicepresidenta: por primera vez desde que llegó al gobierno se ha abierto una brecha entre Rajoy y su mano derecha.
Y es que el presidente empieza a estar algo mosca porque su segunda ha adoptado un aire institucional. Vamos, que se ha puesto de perfil. Y la verdad, en los mentideros madrileños llama la atención que el capitán Ramírez dirija sus ataques al presidente del Gobierno y la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, mientras Gallardón queda libre de toda culpa. Un poco sospechoso sí suena. Lo que está claro es que una presidenta Sáenz de Santamaría no se entendería con una líder de partido... de apellido Cospedal.
Respecto a Gallardón, en su estilo: frases terminantes para defender a Rajoy pero encajables en cualquier supuesto de futuro. Por ejemplo, en la era post-Rajoy.
Insistimos. A Mariano Rajoy le importa una higa la moción de censura o incluso el ataque feroz que le ha lanzado El Mundo de Pedro J. Ramírez. Lo que teme el presidente es la ruptura del partido, abierta tras las declaraciones de Aznar –precisamente a Gloria Lomana, esposa de Josep Piqué, otro aspirante para una nueva etapa.
La mayor: continúa sorprendiendo el silencio de Aznar en defensa de su sucesor y la presión de los aznaristas sobre el inquilino de Moncloa para que dé explicaciones. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del viernes 19, Santamaría tampoco aclaró si el próximo día 24, la Mesa del Congreso aceptará –es decir, si el PP aceptará- que Rajoy comparezca. Él se resiste, no porque le presione la oposición o los medios, sino porque le acosen los suyos. Eso es muy doloroso. Es la soledad del presidente... en familia.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com