Paseábase el alcalde
por la ciudad de Granada,
desde el Centro
al Hipercor.
-¡Ay de mi Granada!
Nuevas le fueron venidas
que Granada era ganada.
Las nuevas echó al fuego
y al mensajero matara.
-¡Ay de mi Granada!
Descabalga de un citroen
y en un audi cabalga
por Arabial arriba,
por Cañaveral abajo
-¡Ay de mi Granada!
Como el botellódromo obró,
al mismo punto mandara
que toquen sus trompetas
sus añafiles de plata.
-¡Ay de mi Granada!
Que las botellas de alcohol
apriesa beban las almas
para que lo sufran sus vecinos,
los de la Vega y Granada.
-¡Ay de mi Granada!
Los beodos, que el son oyeron,
al borracho Baco llaman,
uno a uno y dos a dos
juntáronse en salvaje manada.
-¡Ay de mi Granada!
Allí habló un viejo vecino,
De esta manera hablara:
-¿Para qué nos llamas, Pepe?
¿Para qué esta llamada?
-¡Ay de mi Granada!
-Habéis de saber, vecinos,
-que una nueva desbandada
de borrachuzos de toda España
ya nos ha ganado Granada.
-¡Ay de mi Granada!
Allí habló un afectado
de barba crecida y cana:
-Bien se te emplea, alcalde,
alcalde, bien se te empleara.
-¡Ay de mi Granada!
Traicionaste a los granadinos
que eran la flor de Granada,
llamaste a los beodos
de dentro y fuera de España.
-¡Ay de mi Granada!
Por eso mereces, alcalde,
una pena resonada:
que pierdas tu regencia
para que se salve Granada.
-¡Ay de mi Granada!
Manuel Villena Lázaro
manolovillena@hotmail.com