El alcalde es un hombre ponderado. Por eso, ante una obra de arte sencillamente irrepetible, el alcalde reflexiona sí, pero luego dictamina que lo necesario es la "obra pública" y que suspender una ‘obra pública' por la quisicosa de que el túnel del tren pase a dos metros de la Sagrada Familia, pues mira que no es plan. Qué le diría yo. Es como si el Gobierno egipcio trazara una carretera que pasara justo al lado de la pirámide de Keops. Pues mira tú, que se fastidie la pirámide, que ella mucho tiempo ocupando el mismo lugar. ¿Y si se viene abajo la Sagrada Familia? Pues venderemos los restos en trocitos, como el Muro de Berlín. Además, las futuras generaciones podrán contemplarla en vídeo, que no se estropea y genera su correspondiente canon digital.
Además, la Sagrada Familia es una iglesia, esto es, que se trata de una obra reaccionaria. El AVE, por contra, es progresista, especialmente si lo inaugura Zapatero poco antes de las elecciones del 9 de marzo. Esto es Avelandia, o la Alianza de las Barbaridades. Y aquí no hay sitio para el arte, que no deja de ser un lujo.
En cualquier caso, no se ha hecho la miel para la boca del...
Eulogio López
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