Uno es del alcoyano manque pierda. Y en política, ocurre algo similar. Les explico. Resulta que la vicepresidenta del gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega ha pedido serenidad en el debate sobre el Estatuto catalán. Ya saben, lo de siempre: diálogo, negociación, pacto. Unos apuestan por reflexionar, proponer y acordar y otros por confundir, asustar, crispar, gritar y alborotar para tapar el razonamiento. ¿A qué no es difícil poner nombres?
Por supuesto, el buen rollo del negociante gobierno tiene la mano tendida a todos, incluido el PP. Siempre que Rajoy se baje del monte, cosa que esta vez no ha dicho De la Vega, pero si lo mencionó hace una semana. Esta vez se conforma con instar a los populares a salir del aislamiento en el que se han colocado. Y ya puestos, aprovecha para recordar que el PP se opuso al título VIII y al estatuto de Andalucía. Esta sería una magnífica ocasión para estar con la ciudadanía: diálogo, debate y encuentro. Unos fuegos artificiales, por favor.
Total, que los populares son malos malísimos, que siemprte están sembrando miedo y que permanecen en el monte. En cambio, las voces discordantes del PSOE, son debate sereno. ¿A que está bien? El debate es bueno, no nos debe de asustar, porque responde a sentimientos e intereses distintos que hay que conciliar, con responsabilidad, pero con serenidad. O sea, que Rajoy es impresentable por discutir el Estatut, mientras que Bono, Guerra, González, Leguina y Luis Pedroche, han abierto un debate sereno. Por supuesto, la vice afirma desconocer la bronca entre Bono y Maragall en presencia del Rey. Buenísimo. Y sigue la retórica: para convencer con argumentos, no con monólogos entrecortados. Ya saben, los míos son buenos, los otros son malos. Sencillito.
En cuanto a CIU la postura ha sido más delicada. Porque el gobierno sabe que los catalanistas tienen la sartén por el mango y que haber roto la baraja como hicieron el pasado jueves en el Parlament puede dar al traste a toda la estrategia del gobierno e incluso a su misma estabilidad. Así que De la vega pasa por alto el episodio del Parlament, recuerda que Mas ha hablado en muchas ocasiones sobre el diálogo y le insta a que las cosas sigan en el mismo camino. Es lo que se llama asimetría gubernamental.