Bien por Joaquín Almunia (en la imagen), comisario europeo de Competencia. Ha multado con 1.700 millones de euros a varios superbancos europeos: los británicos Barclays, RBS, el alemán Deutsche, el francés Société Générale y el norteamericano Citigroup. Todos ellos líderes o colíderes en sus mercados de referencia y todos ellos, de una u otra forma, han recibido ayudas públicas de sus gobiernos.

El motivo de la sanción ha consistido en  manipular los interbancarios en su beneficio y en perjuicio de los tenedores de derivados, fijados sobre euribor, libor y demás, así como en perjuicio de un público más amplio y más modesto, por ejemplo, los tenedores de hipotecas.

Y es que los interbancarios no son otra cosa que el dinero que se prestan entre sí los bancos. Si un 'pool' de grandes entidades se pone de acuerdo para subir los precios (o bajarlos, en determinadas operaciones), al final el prestatario paga más de lo que debía si esos operadores del interbancario hubieran actuado en justicia.

Ha golpeado a cinco de los grandes bancos europeos y a los fondos que les servían de referencia, en perjuicio de los clientes, esto es, de la gran mayoría. Estupendo. Porque Europa, y todo Occidente, está cayendo en el oligopolio bancario, promocionado por los gobiernos que no aceptan bancos pequeños, y ya se sabe que los grandes se aprovechan de los pequeños. No sólo de los pequeños bancos, sino de los pequeños clientes... de casi todos los clientes.

Hasta ahí todo bien, don Joaquín, mis felicitaciones. Pero en la rueda de prensa del comisario, al español Almunia le ha salido su vena anticlerical. La pregunta de la periodista era muy lógica: quería saber si ha percibido algún síntoma de arrepentimiento entre los banqueros que se han aprovechado del débil. De hecho, no llegó a pronunciar esa palabra -arrepentimiento-. La periodista sólo habló de si les serviría de escarmiento para el futuro.

Y ahí, el socialista y comecuras vasco don Joaquín, como buen español cristófobo  profesional, lanzó su pullita: "Eso de escarmiento me suena al catecismo", aseguró despectivamente. La multa de la Comisión a los grandes bancos, según él, es algo más profesional, más serio, y lo que pretendía era dos cosas: castigar y disuadir.

Pues mira Joaquinito: no tienes ni idea del catecismo pero tampoco del diccionario. El catecismo cristiano lo que nos dice es que hay que arrepentirse de la perrería realizada y que al arrepentido se le perdona, aunque se le impone, no sólo una penitencia (castigo) sino un propósito de la enmienda (disuasión para que no vuelva a pecar). Es decir lo mismo que tú pero no buscando, tan sólo, la penalización sino el cambio de actitud, eso a lo que sólo se llega mediante la humildad. Porque si no hay cambio de conducta los bancos sancionados volverán a intentar aprovecharse del débil y engañar a la Comisión. Y lo conseguirán, no lo duden.

El catecismo, Joaquinito, va mucho más allá que la Comisión. Y además, en claro que si no hay arrepentimiento los cárteles seguirán jugando a engañar. De hecho, sin arrepentimiento no hay cambio, ergo no hay mejora, ergo, no hay progreso. Sólo hay miedo a la autoridad y a la autoridad, por muy autoritaria que sea -o más, en el caso de que lo sea- se le meten goles todos los días.

Eulogio López

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