Sr. Director:
En los diarios de estos días atrás se leían unas declaraciones de algunos de los gobernantes que se esfuerzan en demostrar al público en general del mundo entero quién tiene menos sentido común y político, en las que se acusaba a la Iglesia de meterse en política, traspasando la raya de la libertad.

Y yo me pregunto ¿quién traspasa la raya que no debe separar ambos espacios?

La Iglesia no hace más que aleccionar a los que considera sus súbditos, y ellos parece ser no lo son por decisión propia, para que tengan claros los conceptos, criterios y motivos por los que deben transcurrir las valoraciones de sus actos para que estos se ajusten a las debidas normas. Luego cada uno es libre y muy dueño de elegir su actuación en el sentido que más le convenza: a favor o en contra de estas explicaciones.

No va dirigida primariamente esta información a los que no vibran con sus postulados. Pues claro que no. ¿Cómo podría la directiva del Fútbol club Barcelona proponer a uno de sus socios con carnet que saque una pancarta a favor del Real Madrid en el Camp Nou, que creo quiere decir Nuevo Campo? O al revés. ¡Sería objetivo de todas las TV mundiales, incluida la BBC! Y al que lo hiciera se le juzgaría con todo rigor por haber traspasado la raya de su libertad, incluso como ser humano. ¡Ahí no hay libertades que valgan!

Pues me parece que, salva salvando, con las opiniones de estos autodenominados políticos pasa lo mismo. Aunque a veces intenten llevar el gato a su propia agua, pues como ha dicho alguien cuyo nombre siento muchísimo no recordar para agradecer su talento y oportunidad en descubrir la burda maniobra demagógica planteada contra la primera autoridad de la Iglesia  no es verdad porque lo diga la Iglesia, sino que lo dice la Iglesia porque es verdad.

Con toda la inocencia del mundo, creo que son ellos los que se meten en un terreno que no es el suyo. Y ya digo antes, porque ellos mismos así lo proclaman. Que podría ser de su plena incumbencia si lo desearan y trabajaran en esa dirección. Nadie los margina. Son ellos solos, porque, al revés, todo el mundo, excepto ellos, insisto, reza por los mismos.

Rezan hasta los que sólo rezan en la Misa de los Domingos, y muy justitamente. Rezan los que no pueden llegar no digo yo a fin de mes, que eso se hizo normal hace ya bastante tiempo, sino los que todavía creen que no los han engañado vil y cobardemente en busca de sus votos. Rezan los que, desesperados, piden que se cumpla, como sea, lo que estos políticos gobernantes siguen prometiendo. Rezan, en fin, los que quieren que esto se acabe.

Y hay quien, equivocadamente, no reza, por vergüenza ajena, como dicen en muchos pueblos, porque a la de hoy, ya no hay más tonterías que añadir.

¿Alguno de Uds., los que lean estas líneas, y los que no las lean también, ha visto, oído o tenido noticias, siquiera sea por Radio Macuto, que una mujer, en alguna parte del mundo, haya parido un gatito, o una marsopita, o algún otro espécimen vertebrado o invertebrado?

Los fetos humanos acaban siendo eso, seres humanos, más o menos deteriorados, más o menos altos, gordos, flacos, rubios o morenos, con ésta o aquella malformación o dolencia, pero siempre humanos, lo mismo que los fetos de elefantes acaban en elefantes como la copa de un pino.

Yo, la verdad, cuando leí su parida en el periódico, confieso que lo primero que sentí fue risa, una risa muy grande, luego pena por la falta de sensibilidad que supone decir eso en un foro tan público como en el que lo ha dicho, y luego vergüenza-impotente por tener que admitir ante el Universo-Mundo que cosas así nos gobiernan.

Siempre se ha dicho que la ignorancia es muy atrevida, pero es que esto sobrepasa con mucho la ignorancia supina que se pueda atribuir al analfabeto más recalcitrante, para entrar en el hecho de la Naturaleza muerta, que no es capaz de pensar, ni mucho menos razonar.

Vamos, que a la Excma. Sra. ministra, o lo que sea, Aido, por excelso y buen nombre, se le ha-ido el bolo, como dicen en mi pueblo, con las últimas declaraciones que ayer, 20 de Mayo, aparecen en casi todos los diarios nacionales, aunque espero y deseo que no llegue a los internacionales, porque nuestro descrédito entre personas humanas que somos, aunque hayamos nacido de nuestras respectivas madres como siempre, podría llegar a límites sólo posible de medir en grados Kelvin.

¡Hija mía, de todo corazón, que Dios te bendiga!

Alberto López Palanco

lopezpalanco@gmail.com