Balance a las 15.00 (hora local española): 50 muertos y el reconocimiento de que aún no se había podido acceder a uno de los convoyes del metro. La lentitud en las operaciones de salvamento crea un hervidero de rumores. Un portavoz oficial reconocía el viernes, casi 30 horas después del primer estallido, que aún no se había podido llegar hasta uno de los convoyes. La cifra oficial de muertos sigue estando fijada en 50, aunque las proyecciones que se hacen duplican esa cifra.
Al parecer, seis fueron las bombas colocadas: tres en el metro y tres en autobuses, aunque sólo una de ellas explotó. El primer ministro Tony Blair regresó a Escocia para continuar con la reunión del G-8. Todo el empeño del Gobierno británico consiste en recuperar la normalidad a toda costa y en el menor tiempo posible. No darles ningún triunfo a los terroristas. Por lo demás, nada se sabe acerca de las iniciativas que tomará el Gobierno británico en política antiterrorista.
Los medios informativos resaltan que el atentado ha unido a toda la clase política britanica, como ocurrió en Estados Unidos tras el 11-S y como no ocurrió en España tras el 11-M. En Madrid, la vicepresidente del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega insiste en que el Partido Popular utiliza el terrorismo como arma política. En Roma dicen que ahora los italianos son el objetivo.