La salida socialista a la crisis se queda sin margen: la deuda pública española crece a ritmo de 400 millones de euros diarios

La política socialista introdujo a España en el círculo vicioso clásico: salarios bajos, impuestos altos y empleo escaso. Ahora, lo único que pretende el presidente del Gobierno es mantener los subsidios de paro para mantener el voto al PSOE y mantenerse él en La Moncloa.
España celebra el día del trabajo con un Gobierno que se ha convertido en el campeón del paro en Europa. Es el país con mayor tasa de desempleo, en el que más rápidamente ha crecido esa tasa, con más desempleo juvenil, con menor porcentaje de mujeres incorporadas al mercado laboral y mayor peso del desempleo en mayores de 45 años, además de sufrir el más grave problema de envejecimiento de la población y, por ello, con un futuro más comprometido para sus pensiones. Hablamos del ranking de los 27 países de la Unión Europea, Vamos, que la política económica de Rodríguez Zapatero puede considerarse todo un éxito.

Por lo demás, el país cada vez se hunde más en el círculo vicioso de salarios bajos, impuestos altos -para mantener los subsidios- y empleo escaso. Quizás lo más grave consiste en que la solución socialista a la crisis -que sí existe sobre el papel: crear empleo con inversión pública- cada vez se queda con menor margen de maniobra. Basta pensar que cada día, cada 24 horas, la deuda española crece en 400 millones de euros. No es que ZP haya optado por la solución equivocada, es que no ha optado por ninguna y se ha quedado sin margen. Lo único que pretende es mantener los subsidios de paro para mantener el voto.

Por otra parte, el Gobierno español mantiene, en el siglo XXI, un esquema propio del XIX, sin caer en la cuenta de que el futuro es de los autónomos. Los trabajadores por cuenta propia, al contrario que capitalistas y socialistas, se juegan su propio dinero, no el de los demás, pero no constituyen el eje ni del diálogo social ni de la política económica. El autónomo es el empleado más productivo y el más libre, el único capaz de responder a un mundo que camina deprisa y que exige competitividad. Además es el verdadero defensor de la propiedad privada, derecho fundamental, frente a capitalistas y socialistas que funcionan con el dinero de los demás, sea de un conjunto de accionistas o de depositantes, sea del Estado, pero, en cualquier caso, es dinero ajeno, dinero de muchos, o de todos, que es dinero de nadie.

Crear puestos de trabajo hoy es crear puestos de autónomos, de mini-emprendedores, una condición tan distinta de la de empresario como de la asalariado. El trabajador autónomo representa, además, la defensa de lo pequeño frente a lo grande. Grande es el Estado, grandes son las multinacionales y grandes son los mercados financieros pero los tres resultan ingobernables, injustos y corruptos... porque funcionan con dinero de los demás.

Ahora bien, el 1 de mayo sigue celebrándose según esquemas propios del siglo XXI y la legislación continúa favoreciendo a empresarios y trabajadores por cuenta ajena, con unos patronos pendientes de poder despedir barato -que no de contratar barato- y unos sindicatos que sólo son fuertes en la Administración pública y en las grandes empresas (y, en estas, cada vez menos, por mor de la externalización). La afiliación CCOO y UGT es mínima en España, amas centrales viven del Estado y se han convertido en apoyos políticos del Gobierno ZP que, a cambio les ofrece subvenciones de todo tipo y un papel estelar, que en absoluto les corresponde, en la esfera pública y en los medios informativos.

Un 1 de mayo más la revolución continúa pendiente: es la revolución del pequeño propietario.

Mientras España se enloda en el paro y la desilusión.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com