La primera reacción de Bruselas al borrador de los Presupuestos, aunque no ha provocado una gota fría, porque en el centro del huracán de las iras de la Comisión está Italia, sí ha originado una cierta marejada, no fuerte marejada, pero marejada al fin y al cabo. Moscovici les ha puesto pegas: “me inquieta la ausencia de una propuesta legislativa describiendo las medidas anunciadas en el proyecto, hace que sea muy difícil evaluar su impacto presupuestario y señala algunos riesgos de aplicación de los objetivos presupuestarios". “Le invitamos a enviar lo antes posible un proyecto de presupuestos actualizado a la Comisión y el Eurogrupo

La Comisión Europea no va a tumbar las cuentas que ha presentado la ministra de Economía, Nadia Calviño. Sin embargo, el hecho de enviar una carta que pide aclaraciones apenas dos días después de que el jefe del Ejecutivo español se reuniera con el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, hace torcer el gesto a la delegación española tras ese encuentro celebrado en Bruselas.

Parte de los recelos del Ejecutivo comunitario se centran, sobre todo, en las cifras de recaudación que el Gobierno ha puesto sobre la mesa

Preguntado por el envío de la misiva, y un poco escocido la verdad, Pedro Sánchez ha negado que cuestionen el borrador de lo pactado con Podemos para convertir una petición de la Comisión Europea en una “percepción positiva sobre la propuesta española”. Además, ha dicho que esta carta es un poco más amable que las que recibía Mariano Rajoy y ha invitado a los periodistas, con cierto retintín, a que "cuando tengan ustedes la carta, lo único que les pido es que comparen lo que decían y lo que dicen porque verán que hay confianza de las instituciones comunitarias en este Gobierno”. Así que, dado que les interesa tanto, escudriñen ustedes la carta.

La ministra Nadia Calviño, con lustros de experiencia en Bruselas, sabe lo que supone la carta y por eso la ha calificado como “punto de partida para seguir trabajando”, esto es, para hacer modificaciones sobre los puntos concretos que la Comisión considere más débiles

Y parte de los recelos del Ejecutivo comunitario se centran sobre todo en las cifras de recaudación que el Gobierno ha puesto sobre la mesa al presentar en sociedad los números, las cuentas públicas. Lo más novedoso es el cuadro macro de la ministra Calviño porque ya pone negro sobre blanco, en un papel oficial, que el ritmo de crecimiento de nuestra economía está flojeando, así que ha reducido una décima tanto la previsión para este año como para el que viene hasta el 2,6% y el 2,3% respectivamente.

Tampoco tiene que cundir el pánico porque el déficit público oscile cinco décimas arriba o abajo, a tenor de lo que dice la titular de Hacienda 

A pesar de eso, la reducción a la baja no se traduce en una expectativa muy negativa para la actividad empresarial o para otro tipo de indicadores, bien al contrario, el Gobierno mantiene que va a poder ingresar más de 5.000 millones. Ha dicho Calviño que son muy prudentes, término que les gusta mucho utilizar a los ministros de Economía, que son realistas, fiables… “alineados con los compromisos asumidos con nuestros socios europeos y enmarcados en una política económica orientada a mejorar la vida de las personas”.

Pero sin duda, lo que se debe reconocer es que este Plan presupuestario tiene un nivel de detalle, en algunos casos, sorprendente ya que llegan a calcular, por ejemplo, con un grado de precisión verdaderamente asombroso, cuanto serán los ingresos que consiga el Estado al limitar a 1.000 euros en efectivo el pago en operaciones de transacciones comerciales y a cuánto ascenderá el efecto de la lucha contra el fraude fiscal o de la rebaja del umbral para que el nombre de cualquiera pueda aparecer publicado en la lista de morosos. La ministra Montero lo cuantifica y dice que permitirán ingresar en conjunto 828 millones.

Y es que, la crítica más generalizada, incluida la de Pierre Moscovici e incluso de aquellos que son partidarios de las medidas que aparecen en los Presupuestos, se centra en el capítulo de ingresos, como por otra parte es tradición, ya que Hacienda recurre a algunos trucos como inflar el resultado final de recaudación. Tenemos que por un lado el Gobierno reconoce signos de desaceleración pero, por otro, plantea un escenario de ingresos, si no formidable…cerca de serlo, de 5.678 millones de euros.

“El total de medidas tributarias nuevas y la lucha contra el fraude elevarán la recaudación en 5.678 millones, una aportación que contribuye de forma importante al cumplir el ajuste estructural que exige Bruselas”, dijo Montero para explicar que solo van a tener que entregar más parné al Estado, solo una pequeñísima parte de los contribuyentes que se caracteriza o por ser rica, o por ser asquerosamente rica, o por no tener ni cara ni nombre que es el caso de las grandes compañías. Además y según cuenta el Gobierno, más de 600 millones procederán de la nueva fiscalidad verde o sea, en buena medida, del impuesto al diésel que no lo pagan solo los ricos sino los automovilistas de cualquier clase y condición.

Los Presupuestos están pendientes, no solo del veredicto final de Bruselas sino del veredicto de las agencias de calificación, cuando revisen la nota de la deuda española

La subida de impuestos a los bancos, que al final ha quedado bastante diluida respecto a lo que exigía Podemos y la tasa a las tecnológicas que ahí está también nos colocan ante el escenario impositivo que ha diseñado Montero con el que bien podría ocurrir lo que pasó con el impuesto aquel que se inventó el Sr. Soria, el de la generación eléctrica, que una parte asumieron las empresas pero otra parte la repercutieron a los clientes, que somos todos. Así que, predicar que los nuevos impuestos solo le van a afectar a una parte imperceptible de la sociedad, en realidad es un cuento del Gobierno que, como viene siendo habitual desde que es Gobierno, esta semana también se ha corregido a sí mismo.

Recordemos el intercambio de mensajes de Podemos con algunos miembros del Ejecutivo por el asunto de los autónomos sobre un detalle, una circunstancia, en la que no todo el mundo había reparado, según la cual al subir el salario mínimo un 22% le estaban subiendo también la cotización mínima a los autónomos, porque está vinculada al salario mínimo. Viendo que ahí peligraba el discurso, tan recurrente, de lo mucho que se apoya, se quiere y se comprende a los emprendedores, tan respetados como los filósofos por los partidos políticos, viendo que se había metido la pata, se activó la operación “donde dije digo, digo Diego”. ¡Que no cunda el pánico¡ que no se subirá la cuota mínima!

Y tampoco tiene que cundir el pánico porque el déficit público oscile cinco décimas arriba o abajo a tenor de lo que dice la titular de Hacienda cuando en los pasillos del Congreso los periodistas le preguntaron… ¿Ministra, si al final el déficit que prevalece es el 1,3% en lugar del 1,8%, usted tendría que meter la tijera en las cuentas…? A lo que Montero respondió restándole importancia… “he calculado que serán unos 1.200 millones de euros…” Total, 1.200 millones más o menos ¿verdad?, seguro que tiene arreglo porque ya se sabe que de las cuentas que ahora se presentan a las que acabará votando el Congreso habrá sustanciales diferencias.

Unos Presupuestos que están pendientes no solo del veredicto final de Bruselas, sino del veredicto de las agencias de calificación cuando revisen la nota de la deuda española. Mientras tanto en la primera subasta a largo plazo a la que se enfrentaba España después de conocer los Presupuestos pone de manifiesto que los inversores, lejos de brindarles su apoyo, siguen mostrando sus dudas. El Tesoro Público ha colocado en el mercado otros 4.492 millones de euros pero se ha visto obligado a ofrecer un mayor interés por sus bonos a medio y largo plazo.